Día 41

30K 4.2K 4.7K
                                    

—...espera —Harry se detuvo, a punto de recoger los platos de postres y vasos vacíos de jugo de calabaza, de la pequeña incursión a la cocina que hizo antes de ir a reunirse con él, por el agarre de Draco en su brazo—. Me dijiste que te regresara esta cosa hoy —Le recordó, haciendo levitar el discman desde su maletín. Asintió, de forma distraída, al recibirlo en el aire.

Había sido entretenido verlo batallar con los audífonos para desenredarlos todos los días de la última semana.

—Sí, Seamus lo quiere de vuelta. Algo sobre volver a ponerle el encantamiento que evita que la magia lo dañe y usarlo para no sé qué —Lo dejó a un lado, para no correr el riesgo de dañarlo, y en lugar de hacer ademán de continuar con lo que tenía en mente, se dejó caer de nuevo a un lado del Slytherin.

Terminaron con el castigo de ese día unos minutos atrás, pero aún les quedaba un poco de pudin de chocolate y tarta de melaza, así que se distrajeron comiendo, mientras Draco movía la cabeza al ritmo de una de las canciones del discman y Harry le daba vueltas, en silencio, a su próximo programa para el E. D.

—Malfoy —El chico giró sobre un costado cuando lo escuchó. Ya que Harry hizo lo mismo, ambos quedaron recostados, cara a cara—. Creo que hay algo en lo que podrías ayudarme.

Él elevó las cejas.

—Primero dime qué obtengo yo a cambio y luego hablamos de si te ayudo o no.

—Oh, vamos —Harry rodó los ojos cuando lo vio sonreír de lado—. Sólo quiero hacerte una pregunta.

—¿Sobre qué?

Boqueó, balbuceó y gesticuló, en un vano intento de explicarse. Aquello bastó para capturar su atención y que rodase sobre la manta de turno, para quedar boca abajo, recargado en los codos. Todavía lo miraba.

—¿Qué dijiste?

—Es que- tú- tú seguro sabes y yo- yo no, que- —Sentía que el rostro empezaba a arderle. Draco permanecía con las cejas arqueadas—. Sólo- ¿cómo- tú cómo dirías que...? Es que tengo un amigo...

—Tienes un amigo —Asintió varias veces, despacio. La forma en que arrastraba las palabras le dejó en claro que no le creía nada, así que le frunció el ceño en respuesta—, por supuesto que tienes un amigo. ¿De quinto y de Gryffindor, quizás?

—Sí- pero no es Ron, no, es- sí, sí es de quinto y de Gryffindor —Carraspeó—. Y mi amigo- bueno, a él le gusta alguien.

—A tu amigo le gusta alguien —Draco seguía asintiendo a lo que le decía, con una expresión de falsa solemnidad.

—Sí. Pero el problema es que- a mi amigo, esta- la persona que le gusta es otro chico.

—Qué interesante.

Harry le dio un golpe sin fuerza en el hombro, que lo hizo devolverle uno igual, en vez de enfadarse.

—Bien, ¿y qué hay con que a tu amigo le guste otro chico, Potty?

—Es que- mi amigo no está muy seguro de si debería hacer algo o no, porque no sabe qué siente este otro chico. Y me preguntó, y yo le dije que no tenía idea, porque no sabía si funcionaba diferente con chicos que con chicas, y- y luego pensé que- tú sabrías- es decir, asumo que tú has salido con alguien y...sabrías explicarme, para que yo le explique a él —Dejó de gesticular al callar. Por la mirada divertida que le dirigía, le daban ganas de ocultarse.

Fue una mala idea. Tuvo que saber que era una mala idea.

Tendría que decirle a Seamus que no consiguió nada para ayudarlo, en cuanto volviese a la Torre.

Un día a la vezWhere stories live. Discover now