Capítulo 19

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Las noticias viajan rápido y más en un pueblo tan pequeño como este. Pronto las personas comienzan a agolparse en la taberna, que parece ser el lugar de reunión oficial cuando algo grave ocurre, y antes de que pueda darme cuenta, Amara y Letha se abren paso entre el gentío. Al verlas llegar me alejo varios pasos de Ryn sabiendo que es mejor que su madre no se entere de nuestra "amistad", si es así como se puede llamar a este tira y afloja en el que nos encontramos.

— ¡Tú! —me acusa la mujer de oscuro cabello trenzado señalándome con su dedo. Todas las voces se silencian a nuestro alrededor, tan solo los susurros de unos pocos y el sonido de la agitada respiración de otros muchos cargan el ambiente de nerviosismo y expectación —. Sabía que acabarías matando de nuevo.

Su hija, paralizada en el otro extremo de la barra, abre la boca con la obvia intención de contradecir a Amara, pero me adelanto antes de que pueda complicar aún más la situación.

— Esta es la segunda vez que me acusas sin pruebas

Mi tono es frío y monótono, como aquel que solía utilizar cada vez que me dirigía a Matías. Cada vez me gusta menos esta mujer que con sus ojos serios me culpa de todos los males que ocurren en este lugar engullido por las montañas.

— Nhor tiene razón, Amara. No tienes ningún derecho a acusarla — interviene entonces Dana quien sale de detrás de la barra para detenerse junto a mí.

Los ojos de Amara se amplían con sorpresa al ver a alguien que consideraba de confianza ponerse del lado de su enemiga.

— ¿Pero qué estás diciendo? —murmura confusa. Entonces, la líder de los lobos observa la tranquilidad con la que la camarera permanece a mi lado y la verdad hace click en su cabeza —. Espera... tú lo sabías. Sabías que ella permanecía escondida en este pueblo, sabías que...

— Sí —responde Dana con determinación y sin tratar de negarlo —. Lo sabía.

Repentinamente, Amara parece quedarse sin palabras y es Letha quien da un paso al frente tomando el control de la situación.

— Creo que todos deberíamos calmarnos antes de saltar a conclusiones precipitadas —comienza ella y las personas en la taberna le prestan su total atención —. El cadáver de un hombre ha aparecido en las inmediaciones del pueblo y no en el bosque, por lo que podemos descartar la implicación de los lobos. He podido ver el estado del cuerpo con mis propios ojos y me atrevo a afirmar que tampoco nuestra gente ha tenido nada que ver, por ello es comprensible que las sospechas recaigan sobre Nhor, de quien se sospecha que pudiese matar a uno de los lobos hace dos meses.

Tras escuchar las palabras de la mujer humana, que se deshace de su desgastada gorra y remueve su cabello rizado con las puntas de sus dedos, pongo los ojos en blanco. ¿Cómo si no hubiese más Cambiaformas aquí? A los habitantes de este pueblo parece habérseles olvidado la presencia de Red, Jay, Nina y Ryker. ¿Por qué tengo que ser yo la única sospechosa? Que haya matado antes no significa que vaya por ahí deshaciéndome de todo aquel que me mira mal.

— Nhor no ha podido ser —insiste Dana mientras yo me cruzo de brazos preguntándome cómo voy a poder convencer a estas dos mujeres que me miran como si fuese peor que Hitler.

— ¿Por qué? —cuestiona Letha.

— Porque estaba conmigo —añade una voz masculina y demasiado familiar.

Varias personas se apartar para dejar pasar a Milo que viste su habitual chaqueta vaquera con capucha de tela gris y unos pantalones oscuros.

— El hecho de que la hayas estado escondiendo en tu casa no quiere decir que la puedas vigilar todo el tiempo...

Los Ojos del Hielo © #4Where stories live. Discover now