Capítulo 34

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NHOR

No puedo comprenderlo. ¿Por qué está huyendo? Creo que es obvio, tanto para él como para nosotros, que es superior y que podría acabar con nuestras vidas fácilmente... Entonces, ¿por qué está corriendo en la dirección opuesta?

Podría adoptar mi forma de serpiente y adelantarme al grupo de cazadores humanos que persiguen a la infernal criatura, pero si Zero decidiese abruptamente volver a atacarnos, temo que no pudiese interponerme a tiempo entre él y Milo como la última vez.

Mi mente está hecha un lío. ¿Por qué creo que me sería indiferente si cualquiera de estos humanos muriese, pero siento un nudo en el estómago cada vez que imagino a Milo sobre un charco formado con su propia sangre? Creo que la vida era mucho más sencilla cuando no conocía tantas emociones. Antes me dejaba llevar por la ira o por la diversión. Solo dos caminos, tan dispares y entrelazados al mismo tiempo. Ahora hay tristeza cuando pienso en mi infancia; también una extraña sensación de comodidad cuando veo a Milo sentado frente al piano tocando diversas melodías con sus hábiles dedos, conmigo apoyada contra la barandilla de la escalera escuchando a escondidas; revivo la lujuria o, no sé, quizás la pasión de sus labios besando los míos, sus manos agarrando mis muslos con fuerza y su cálido aliento acariciando mi piel. Después, está el miedo... miedo a que todo eso se desvanezca y vuelva a esas malditas instalaciones donde reina la frialdad. Miedo... a perderlo a él.

Es curioso cómo me doy cuenta de todo esto mientras corro a través del bosque. Esa verdad me pone inquieta y, demasiado tarde, me doy cuenta de la dirección que estamos tomando.

— El territorio de los lobos — dice, entonces, Milo entre jadeos percatándose también de lo próximos que nos encontramos.

De repente, perdemos de vista a Zero y todos nos detenemos porque a un par de metros de donde nos encontramos hay un cuerpo tendido sobre la tierra. Letha, la cazadora líder, se encamina con decisión hacia éste y cuando lo alcanza se agacha para poder darle la vuelta. Su cabeza está cubierta con un pasamontañas y lleva un uniforme de color negro demasiado familiar. Su pecho está manchado de sangre debido al impacto de la metralla típica de uno o varios cartuchos de escopeta.

— Los hombres de Matías... Ahora entiendo de donde procedían los disparos que hemos escuchado antes — murmuro.

Ryker, el único lobo que permanece con nosotros, pues los demás hace rato que se han adelantado para tratar de cortarle el paso a Zero (como yo debería haber hecho), permanece inmóvil a mi derecha. No deja de olfatear el aire como si captase algo extraño. Inmediatamente, lo huelo también... el aroma de la sangre, pero no la del cuerpo tendido en el suelo frente a nosotros si no la de otra persona más. Ryker cambia de forma bruscamente y en frente de todo el mundo. Varios cazadores jadean sorprendidos y retroceden. Óscar, el primo de Letha, se cae de culo al suelo por la impresión.

En su forma humana, sin duda, Ryker es un hombre imponente. Alto, cuerpo musculado, cabeza rapada, ojos ambarinos... sí, quien diría que alguien tan "flower-power" como Nina acabaría con alguien como él.

— ¿Lo percibes? — Ryker me lanza la pregunta con los dientes apretados.

Su cuerpo está tan tenso que parece que fuese a saltar en cualquier momento.

— Sí — respondo y camino hasta detenerme a su lado. Es un hecho indiscutible para todos los presentes que Ryker y yo no nos soportamos, pero al vernos de esta manera se hace el silencio a nuestro alrededor —. No está muy lejos... hacia el norte.

— ¿Qué ocurre? —pregunta Milo deteniéndose también a nuestro lado.

Él observa nuestras expresiones tensas y concertadas con inquietud.

Los Ojos del Hielo © #4Where stories live. Discover now