Los Ojos del Hielo © #4

Capítulo 25

RYKER

— ¿Cómo puedes estar tan segura de que Nhor está dentro del territorio de los lobos, Ryn? El bosque es demasiado enorme y basto como para aventurar su posición.

Me doy cuenta al escuchar mis propias palabras de lo mucho que ha crecido mi vocabulario en poco tiempo. A Nina le gusta leer. Es algo que no sabía sobre ella y que descubrí poco después de que se instalase en el pueblo junto con su hermano pequeño. A veces lee en voz alta para mí. Tal vez sean esos momentos tranquilos los que me permiten seguir manteniendo mi cordura.

— Estamos hablando de una criatura tan poderosa que hasta Nhor la teme. Sería estúpido que ella lo enfrentase directamente.

— ¿Directamente? —pregunta Nina sin comprender —. ¿Qué quieres decir?

Ryn suspira mientras se cruza de brazos. Los tres nos encontramos parados bajo una farola varias calles más alejas de la taberna del pueblo. Los dedos de Nina, entrelazados con los míos, cada vez están más fríos debido al fuerte viento que sopla a nuestro alrededor, por lo que guío nuestras manos unidas al interior del bolsillo de mi cazadora. Ella me lanza una breve mirada de agradecimiento y mi pecho se expande.

— Nhor no va a admitir que no puede hacer esto sola y que necesita ayuda, por lo que empleara los recursos que tiene a mano para ralentizar a Zero — explica Ryn.

— ¿Recursos?

Nina parpadea lentamente todavía algo perdida en la conversación.

— Lobos — aventuro y la hija de Amara asiente con vehemencia.

— Imagina que tienes a un tiburón sediento de sangre dentro de una pecera. Si solo hay un pez, obviamente irá directamente hacia éste, pero si hay otros peces nadando a su alrededor... — Ryn deja caer sus brazos y coloca las palmas de sus manos hacia arriba abriéndolas ligeramente —... no sabrá cual elegir.

— Pretende despistarlo para tener una abertura y así poder atacar — murmura Nina entendiendo por fin la situación.

La preocupación surca su rostro y no puedo dejar de estar inquieto. Lo peor es que cuando estos sentimientos me invaden, mi mente se tambalea y la furia trata de emerger a la superficie.

— ¿Qué es lo que quieres que haga exactamente, Ryn? —le pregunto mirándola fijamente a los ojos.

Acabo de descubrir que Ryn posee la habilidad de captar aquellas imágenes y pensamientos que suenan demasiado fuertes en nuestra mente. Ahora comprendo cómo siempre parecía capaz de encontrarme cuando trataba de ocultarme de ella. Cuando era una niña pequeña tenía una obsesión con subirse encima de mi lomo y tirar de mis orejas como si fuesen los mandos de una motocicleta. La paciencia que tuve en aquel entonces es un logro del que hoy casi me siento orgulloso.

— Quiero que los lobos cubran a Nhor

Mis cejas se elevan.

— ¿Quieres que la ayuden incluso cuando ella planea usarlos como carnada? Olvídalo — respondo sin ni siquiera considerarlo.

No es ningún secreto que no soporto a esa maldita serpiente blanca y si esa extraña criatura llega a comérsela, bueno... no sentiré mucha pena por ella.

El viento azota la oscura melena de Ryn y ella trata de mantener los mechones, que se interponen frente a su rostro, tras de sus orejas.

— Nhor está cambiando, Ry Ry —dice ella con voz suave y aprieto los dientes con fuerza. Maldita mocosa, siempre que me llama de esa forma acaba consiguiendo lo que quiere —. Si la ayudamos, aunque no quiera, acabará aceptándolo. Poco a poco está abriendo su corazón a la gente. Dana, Milo... ambos son humanos y ya sabes lo mucho que desprecia a los humanos. Sin embargo, Nhor los mantiene cerca. ¿Sabes por qué?