Veintiuno

105 10 35
                                    

Marzo, 30. 2017

Ella.

—Oye, ¿qué tal estuvo tu pago de la apuesta?— pregunta Zoe, cuando tenemos la primera pausa del día.

Extraigo un yoghurt de mi mochila, a esta hora me da hambre.

—Genial, conversamos muchísimo. Nos fuimos a nuestras casas cerca de las seis.

Los ojos de la chica se abren como platos, provocándome risa.

—¿Estuvieron cuatro horas solo charlando?

Asiento, en la medida que salimos a una pequeña terraza que hay en este piso del edificio. No es particularmente bonito, pues el material no es más que metal pintado de negro. Tiene una vista al jardín trasero, si es que puede llamársele así. Todo es cemento y una desvencijada cancha de fútbol. A pesar de eso, la brisa que llega hasta ahí es agradable en los días de calor, como hoy.

—No puedo creer que consiguieras mantener una platica con él por tanto tiempo. Lo máximo que he logrado han sido quince minutos.

—¿Celosa?— arqueo las cejas sugerente.

Por poco se atraganta con el trozo de pan que se ha llevado a la boca.

—¿Qué demonios me estás diciendo?— exclama alarmada.

Cargo mi espalda contra la muralla, para arrastrar mi cuerpo hasta el suelo. Palmeo la zona libre junto a mí, invitándola a hacer lo mismo.

—¿No te agradan los músicos con aire misterioso?

Sacude la cabeza, riendo.

—¿Y a ti qué te dieron a desayunar?— se limpia las manos restregándolas en sus piernas. —¿Crees que me gusta Felipe?

Me encojo de hombros.

—Es solo una teoría, tu dirás.— alzo las manos en señal de paz. —Solo me llama la atención que intentes tanto acercarte a él.

—Pensé que no le vendría mal una amiga, me agrada, es todo. Pero jamás podría estar con él y creo que si le preguntas, él te dirá lo mismo.

—Entiendo, creo que es una lástima. Harían una grandiosa pareja.— me da un empujón con su hombro. —¡Okey! Era solo una pregunta, tranquila.

—Tu eres más su tipo, querida. En caso de que no lo hayas notado.— afirma sonriente.

Me da algo extraño cuando la escucho decir eso.

—No lo soy en absoluto.— niego en seguida. —Nunca me vería de ese modo, te lo aseguro.

Zoe hace un gesto positivo con la cabeza, pero me observa de una manera que consigue ponerme nerviosa y no entiendo por qué.

Nada de lo que he dicho ha sido mentira.

Abril, 14. 2017

Al llegar a casa, cambio mi atuendo por algo más cómodo que el uniforme de la escuela, cojo las llaves y mi móvil, y regreso a la calle, esta vez rumbo a la casa de mi novio.

—¿Qué tal todo?— saluda el dueño de casa, en cuanto desliza el portón que me impide el paso hacia el interior.

—Todo bien. ¿Y tú?— deposito un corto beso en sus labios.

—Algo cansado, fue una semana dura en la universidad.

Nos adentramos en su hogar para llegar hasta su habitación.

—¿Tienes problemas con algunas materias de nuevo?— indago.

El chico tenía un mal historial de aprobación de asignaturas, y eso siempre lo tenía al borde de la expulsión.

El Océano Entre NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora