Treinta y cinco

57 10 23
                                    

Julio, 23. 2017

Ella.

Al llegar a casa, me sorprende esa enorme sensación de serenidad que está creciendo en mi pecho. Si bien, hay emociones mezcladas de tristeza y desilusión, el sentimiento de tranquilidad que me está colmando, no se ve opacado por nada.

Lo que más me duele, no es haber perdido a mi novio, sino el hecho de haber perdido un amigo, alguien con quien compartí secretos y sueños, y momentos especiales repletos de alegría.
No me arrepiento de nada, tampoco creo en el arrepentimiento, ¿qué caso tiene lamentar lo que ya ha sido o lo que no ha podido ser? Pienso que las decisiones que tomamos, en las circunstancias que lo hacemos, no pudimos haberlas escogido de manera diferente, porque en ese instante, aquello pareció apropiado y correcto.
Sí, lamento haber iniciado mal y mentirle a mis padres por meses y no haber sido lo suficientemente honesta con Rai y especialmente conmigo misma, como para reconocer que ya no estaba sintiendo lo mismo que antaño me había llevado a ser su novia. Creo que la vida por sí misma es demasiado compleja y corta a la vez, como para elegir voluntariamente ser infelices.

Y a pesar de todo, de las lágrimas, gritos y discusiones, he aprendido tanto acerca de mí, que me parece he ganado más de lo que perdí.

Julio, 25. 2017

Él.

—¿Qué opinas de esta?

Me encojo de hombros poco interesado en lo que mi hermana me muestra en la pantalla del ordenador.

—Vamos, Feli. Ayúdame acá o tendrás problemas con papá de nuevo— me advierte.

Inspiro aire profundamente, tratando de buscar una pizca de atractivo en esto.

—Bien— acepto—. Supongo que esa última luce bien. Al menos da clases en inglés.

Presiona con la flecha sobre la imagen que nos enseña una enorme estructura universitaria en Alemania.

—Según dice aquí, esta es la mejor escuela de negocios del país— comenta animada.

Me agrada que se esté esforzando por apoyarme en esto y hacerlo un poco más ameno. Sin embargo, me parece casi imposible que esta idea de estudiar en el extranjero vaya a hacerse grata en algún momento para mí.

—No está mal, supongo.

Copia el nombre del lugar en una pequeña libreta en donde hemos estado anotando potenciales universidades a las que podríamos postular.

—Sigo pensando que deberíamos investigar la oferta universitaría aquí— le digo, aunque sé que va a reprocharme—. No tenemos que descartarlo totalmente aún.

Libera un suspiro lánguido.

—Tienes razón, hay que tener alternativas ¿no?— coincide.

Me asombra bastante que no haya saltado en seguida a decirme que la única opción es Alemania y ya. Pero claro, ella no es la que piensa eso realmente.

Julio, 28. 2017

Ella.

—Bienvenidos a su último semestre de escuela. Este, podríamos llamarlo, el inicio del fin.

La profesora nos da un pequeño discurso de aliento para comenzar esta última parte del camino que llevamos largos años recorriendo. Creo que jamás dimensionas todo lo que implica estar en la escuela hasta que de pronto, descubres que el tiempo se agota y esta etapa de tu vida, llega a su fin.

—Será complejo y agotador, tendrán que hacer su mejor esfuerzo ahora. Pero no olviden que la vida no es solamente qué estudiar y dónde, sino también quiénes han sido y quiénes quieren ser— concluye con una ola de aplausos de parte nuestra.

El Océano Entre NosotrosWhere stories live. Discover now