Capítulo 11

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Rebeca

Solté un pequeño grito cuando di un paso hacia atrás y tropecé con mis propios pasos al tratar de alejarme de lo que sea que el chico me haría. Y admito mi impresión, al sentir que no me había caído al suelo por como Dylan me sujeto la cintura antes de caer. Hubiera esperado algo como: yo en el suelo, él diciendo "Te lo mereces".

Logre ponerme estable y derecha, sujetando su ropa con una de mis manos en su pecho y la otra detrás de su hombro como un gato siendo espantado. Saltaría al techo como tal, pero Dylan me sujeto para mantener mis pies, torpes, en su lugar. Ambos seguíamos estando juntos. Dylan se tensó y su mirada castaña quedo sobre la mía, era guapísimo y sus rasgos también eran dignos de admirar. Llegue al punto donde mi concentración solo estaba en él y yo, en su respiración y los golpeteos de mi corazón resonando dentro de mí. Parecía como si ambos nunca hubiéramos planeado semejante cercanía, y así era, fue totalmente todo espontaneo, además del zape que le regale.

Un cosquilleo me invadió de pies a cabeza, suave y cálido.

—Ten cuidado—Soltándome, rompió el momento sin cuidado.

Sin embargo él tenía que mantener su cuartada.

—Gracias.... —dije algo incomoda por su casi instantáneo desprecio. Dylan pareció restarle importancia y dio unos pasos hacia adelante, pero luego se detuvo y me miro sobre su hombro.

—No quiero que te metas a ningún lugar que no te diga yo.

Bufé.

Había sido demasiado raro, por un momento fue una persona con la que me dieron ganas de hablar, fue agradable y honesto, pero por un pequeño incidente, idiotes, mío. Todo se fue al caño.

—¿Y en qué lugar puedo...? —Me corto.

—En la sala.

Él se metió más al fondo de la casa, quise ir claro, pero no fui. Pero si rodé los ojos al mal genio de mi compañero, creí que era otra persona, pero luego me di cuenta de que...sigue siendo él.

Gire sobre mis talones y camine para ver la casa sin importarme el "permiso" de Dylan.

El interior era amplio, con sillones igual de color negro, había muchas figuras de cristal y pude ver que sobre su chimenea de ladrillos existía una colección de esferas de nieve, todas en fila, pero un sillón de cuero llamo mi atención, este estaba viejo y en un área rustica de madera, tapete de piel, con su ligero toque de cazador por una cabeza de venado arriba de todo esto, el padre de Dylan parecía ser un cazador en su tiempo libre. Por un momento dirigí mi vista hacia ese animal disecado, tanta fue mi concentración que llego a perturbarme, pobre, decidí irme. Más adelante por el pasillo donde se fue mi querido compañero, una puerta color lila diferente a las demás me obligo a detenerme por la curiosidad. Era muy bonita, y tenía una S en medio de color dorado.


<<Este no puede ser tu cuarto, Dylan. Por lo que tengo total derecho a entrar>>

Me acerque, y apenas roce el picaporte, la puerta se había entre abierto como en las películas de terror. El corazón se me acelero de curiosidad al pensar en que me haría Dylan si entraba, dijo que no entrara a nada que no fuera la sala...pero vamos...¿qué puede ser tan grave?

Con los primero dedos que alcanzaron a tocar la puerta, di un suave empujón para entrar a unos pasos sigilosos. Lo primero que vi fueron dos paredes puestas en L blancas, y el contorno de una mariposa morada pintada en otra pared a mi derecha, donde estaba la cama, que era la más grande de color lila, la amiga voladora era también seguida por unas más pequeñas como adorno. El cuarto era enorme, hermoso también. Tenía una televisión grande y una cama que parecía hecha para dioses, de alguna niña, pues sus edredones era de flores.

Intocable ➳ DO'B©Where stories live. Discover now