Capítulo 16

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Rebeca

Mordí mi labio inferior con una sonrisa, definitivamente él estaba loco, y definitivamente yo estaba loca por hacer lo que pienso hacer.

Rápidamente pique el botón para quitar el seguro a la puerta.

—¡Rebeca! —grito mi padre tomándome de la chaqueta que me había puesto.

—Lo siento, Robert— moviendo mis brazos de una forma extraña, logre liberarme de tal prenda y salí corriendo hacia el Mustang de Dylan.

El semáforo ya estaba puesto en amarillo.

Tome la puerta y la cerré cuando me adentre al auto, como pude me coloque el cinturón y en el momento que Dylan arranco no pude evitar estirar mi mano para colocarla en la suya en un acto de nerviosismo, que estaba en la palanca de cambios.

Atrás de nosotros mi padre sonaba el claxon desesperado y Dylan acelero esquivando un montón de autos, haciéndome creer que chocaríamos con alguien. Para mi sorpresa mi padre no nos siguió, solo faltaba que llamara a la policía o que contratara a alguien para que me busque. No me sorprendería que tuviera un chip ahora mismo en el cuello como los de un perro.

Seguí con mi mano sobre la de Dylan, que se mantenía concentrado en el manejo, moviendo nuestras manos junto a la palanca, pero nunca la aparto pues pareció no incomodarle. Recargue mi peso sobre el respaldo y baje la ventanilla de la puerta para poder sentir el aire con olor a mar. Olor a Sídney.

No pude evitar sonreír ante la adrenalina que llevaba a dentro, se sentía tan bien, por una vez en mi vida me decidí por algo que quería. El corazón latiente, y el aire que intentaba jalar dentro de mis pulmones con esa sonrisa aun en mí, era simplemente algo que me hacía sentir por un momento que podía hacer todo. Libre.

No sabía a donde me llevaba, eso era seguro, y también estaba segura de que no era a su casa. Ahora es el justo momento en el que pongo a pensar "¿De dónde saque tanto valor?"...DIOS MIO, ME FUI EN LAS NARICES DE MI PADRE.

<<Definitivamente no habrá navidad....>> pensé riendo en mis adentros. Aunque si volviera el tiempo atrás, lo haría de nuevo.

Nadie dijo nada durante todo el camino, y eso me hizo suspirar de alivio, no quería aventarme un discurso o algo por el estilo donde dijera lo agradecida que estaba porque me haya sacado de aquel apuro. Y aunque no lo haya dicho, él lo sabía. De verdad que le estaba tomando cariño a Dylan.








Cuando nos detuvimos, Dylan paro en un local alejado de la ciudad, en realidad algo pequeño, pero tenía unas cercas grandes y se notaba que aparcaba gran parte del terreno, uno terroso. Estaciono y baje yo primero, quitándome el cinturón, por la curiosidad. 

—¿Que...hacemos aquí?... —le pregunte cruzando el auto para estar a su lado.

Él se acercó a mí, bastante, me dedico una media sonrisa, de esas donde sabes que alguien trama algo.

—Además de hacerte él favor de sacarte de ahí. Te enseñare que puedo ser todo—se lamio los labios y prosiguió—Incluso divertido.

Reí extrañada.

<<¿A dónde me trajo?>>

Un cosquilleo llego a mi cuando Dylan coloco una mano en mi espalda y me hizo avanzar hacia el interior del local. Fue entonces cuando caí en cuenta de los chicos riendo y saliendo con marcas en las playeras. ¿Armas?...

<<¿Batallas de Paintball?>>

—No...Inventes... —susurre casi audible mientras miraba con incredulidad como grupos de amigos salían quejándose y riendo por las balas de pintura.

Intocable ➳ DO'B©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora