Capitulo 2

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Lena se estremeció a pesar de las suaves manos de Kara en sus hombros, tranquilizándola. Quemándola.

La idea de esas dos mujeres salvajes y atrevidas, que parecían salidas de una novela erótica, y ella, estaba a punto de convertirse en realidad. ¿Podría manejarlo? ¿Podría aceptarlo como parte permanente de su vida?

Alex se acercó lentamente a ella, con una sonrisa de tiburón y una mirada hambrienta. La excitación y el miedo la dejaron sin aliento. Kara tenía razón: las palabras no podían prepararla para la realidad de esas dos mujeres. Ella apenas la tocaba y Alex estaba a medio metro. En la habitación se palpaba la lujuria que sobrecargo sus sentidos, haciendo que le zumbara la cabeza. Tenía los nervios tan a flor de piel que se estremeció.

Al ser virgen, Lena se sentía un poco intimidada, pero no asustada. Nerviosa... sí. Pero eso no iba a detenerla. Tenía que saber si podía ser la mujer que Jack necesitaba, si podía aceptar las caricias de dos personas a la vez. La tranquilidad que la envolvió era probablemente el resultado de criarse con tres hombres decididos. Tener miedo no era una opción. Tenía que hacerlo.

Y también sentía curiosidad..., sí. Una curiosidad repentina. ¿Cómo sería poder disfrutar de la alegre delicadeza de Alex y del crudo poder de Kara al mismo tiempo? Ardía en deseos por conocer la respuesta. El cosquilleo que sintió en el estómago se mezcló con la curiosidad y la fascinación para crear un potente brebaje.

Alto Lena tragó saliva, recordando por qué estaba allí. La pregunta a su respuesta era irrelevante. No importaba cómo la hicieran sentir Kara y Alex. Ella estaba allí para aprender, por Jack, para que él la viera como a una mujer. Alguien a quien pudiera considerar su mujer cuando la abrazara o cuando la compartiera... ¿Con quién la compartiría? ¿Con los miembros de su grupo? ¿Con alguna groupie? Jack se había negado a darle detalles sobre su vida sexual, aquella que los periódicos sensacionalistas consideraban depravada y escandalosa.

Entonces Alex la tocó, le deslizo las manos por las caderas. La pregunta se disipó bajo el ardiente contacto de sus dedos cuando la acarició suavemente y le dio la vuelta, dejándola de nuevo de cara a Kara. Su mirada se encontró con la de Alex por encima del hombro. Sin apartar las manos de ella, Alex la hizo descansar contra su cuerpo, apretándola contra su pecho, acunando su erección contra el trasero.

Apena tuvo tiempo de reaccionar ante la descarga ardiente y el abrasador deseo que se enroscó en su vientre antes de que los dedos de Kara se enredaran en sus cabellos y arrastrara su mirada hacia sus ojos color avellana.

—Lena —gruño Kara— Estas jugando con fuego, gatita. Prepárate para quemarte. Cerró los puños y sin más aviso, bajó la cabeza.

Con un simple roce de su boca, Kara la abrió e invadió sus labios, encendiendo sus sentidos cuando deslizó la lengua dentro de su boca y arrasó todo lo que tocaba con cada lánguida y excitante caricia.

Había esperado de Kara un beso rudo, sin concesiones ante su inexperiencia. No fue así. Era hambriento y exigente, sí, pero bueno, muy bueno. Un enredo salvaje de labios, aliento y hambre.

A Lena la habían besado antes, pero no de esa manera. Jamás sin vacilación ni una invitación, pero Kara no era de las que perdían tiempo.

De repente, ella se retiró, dejándola dolorida y sin fuerzas. Oh, Dios. Era excitante. Adictiva. Lena deseaba más, mucho más.

Con un solo beso, la había despojado de sus defensas, había puesto su mundo del revés, se había hecho con el control.

Kara le rozó los labios con los suyos otra vez, y Lena abrió la boca un poco más. Esta vez, Kara se hundió en ella con más profundidad que antes. La saboreó, jugueteó con ella, se retiró. ¡No!

DECADENTNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ