Capitulo 27

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Disculpen por no haber actualizado, pero les traigo este pequeño maratón como recompensa. Que lo disfruten

Ninguna de las dos se movió, Lena podía sentir la mirada de Kara clavada en su espalda. Fue un momento doloroso. Ella no tenía ni idea de qué decir o qué hacer.

El sonido estridente del teléfono rompió el tenso silencio entre ellas. Sin embargo, siguieron sin moverse.

—¿Por qué no responde nadie? —Alex sonó molesta cuando cruzó el suelo de la cocina con los pies húmedos y una toalla alrededor de su cuerpo— ¿Diga?

Hizo una pausa, escuchó y asintió. Mientras, Lena observaba los húmedos mechones de su pelo rojo pegados a sus hombros. Finalmente Alex se giró. Lena se incorporó y la miró por encima de Kara.

—Es para ti, cariño. Es Winn.

Asintiendo con la cabeza, Lena decidió levantarse de la cama completamente desnuda mientras ambas la miraban. Si Kara tenía intención de seguir compartiéndola, entonces ella no tenía nada que ocultar. Ya habían visto, acariciado y saboreado todo lo que había.

Por el rabillo del ojo, vio cómo Kara se inclinaba y recogía la corta bata blanca. Se la lanzó al vuelo. Con una mirada acusadora, Lena dejó que se cayera a sus pies.

—¿Para qué molestarse?

Kara torció el gesto. Lena no sintió ni el más leve triunfo. No sentía más que desesperación cuando agarró el teléfono.

—Dime, Winn.

—Hola. Tengo buenas noticias, hermanita. ¡Papá está consciente! Y en perfecto estado. Otra oleada de júbilo la recorrió. Pero ésta era mejor. La llevaba de vuelta al cielo.

Algo debió de reflejarse en su rostro porque Alex corrió a su lado y le cogió la mano. Kara se acercó lentamente, y se cernió sobre ella.

—¿Cuándo? —preguntó Lena.

—Hace unos veinte minutos. Hoy van a hacerle más pruebas. Pero si todo va bien, pueden darle el alta en unos días.

—Oh, Dios mío eso es genial. —Lena apenas podía contener las lágrimas de alegría— ¡Es asombroso! Estoy tan Dios, gracias por llamarme. ¿Puedo hablar con él?

—Acaban de bajarlo para hacerle un TAC, pero en unas horas estará aquí. Te volveremos a llamar entonces.

—No puedo esperar. Esto es estoy tan emocionada —sollozó en el teléfono.

—Espera, hermanita. No llores. Hay más.

—¿Más? —Dios, ¿podría aguantar más sorpresas? Se sentía totalmente destrozada a nivel emocional. ¿Cómo iba a poder mantener la compostura?

—Estamos seguros de saber quién es el gilipolla que puso la bomba.

—¿Qué? ¿Lo han detenido?

—Sí. —La voz de Winn reflejaba una alegría que Lena rara vez había oído— Lo habíamos visto rondar por el hospital durante los diez últimos días. Esta mañana estaba husmeando por los pasillos. Entró con un arma en la habitación de papá. Lex estaba en el rincón y lo desarmó antes de que pudiera vaciar el cargador de la treinta y ocho en la cabeza de papá.

El corazón de Lena se detuvo.

—Oh, Dios mío. ¿Está ya bajo custodia?

—Por supuesto. Lex está abajo con la policía. Por el momento, niega haber puesto la bomba, pero fijo que ha sido él. Creo que es cuestión de tiempo que lo confiese. ¿Qué otra cosa puede hacer?

DECADENTWhere stories live. Discover now