Capitulo 10

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Una palabra que provocó una oleada de ardiente anhelo en Lena. Kara quería observar cómo Alex la tomaba analmente, pensaba disfrutar de cada momento mientras ella se contorsionaba de placer. Una rápida mirada hacia abajo le demostró que con sólo pensarlo, ella ya estaba dura.

Pensar en el deseo de Kara era dolorosamente excitante. Su sexo se tensó y una nueva humedad anegó sus pliegues ya mojados.

—Al final, tendrás que participar —le señaló Alex a su prima.

—Al final. —Kara se recostó en el respaldo, cruzó los tobillos y colocó las manos detrás de la cabeza. Había que estar ciega para no ver la enorme erección que presionaba contra la bragueta de los vaqueros.

—Estoy preparada, así que ya puedes empezar.

Arrogante bastarda. Aunque fuera muy atractiva. Lena pensó en alguna réplica mordaz, pero entonces Alex le tocó el brazo.

—¿Cariño?

Alex le estaba preguntando si estaba preparada para eso, para ella. No. Sí. Tal vez. Suspiró. Tenía curiosidad, pero estaba asustada. Necesitaba poder aceptar a una persona analmente, pero le preocupaba que le doliera. Y si Kara no iba a tocarla, quería volverla loca, quería que se volviera tan loca por ella que no pudiera mantenerse alejada ni un segundo más.

Lena sabía que aquella era una actitud estúpida e imprudente. Pero después de esa mañana en la mesa de la cocina, cuando Kara la había rechazado porque ella no había tenido la fuerza de voluntad suficiente para decir que no, Kara había echado mano de su autocontrol para detener aquel desastre. Estaba claro que Kara no la había deseado tanto como Lena la había deseado a ella. Sabía que Kara había hecho lo correcto, y en parte se lo agradecía. Pero no por eso dejaba de sentirse dolida.

¿Por qué la opinión de Kara tenía tanta importancia? Lena estaba allí por Jack. Por Jack, maldición. No por Kara.

Pero ella le había dicho que no esa mañana, y ahora había rechazado la oportunidad de ser la primera en tomarla analmente. Incluso la había entregado a Alex. Aquella duda no dejaba de atormentarla, pero estaba determinada a conseguir que ella lamentara haber rechazado aquella oportunidad. Kara debía prepararse para un espectáculo infernal.

—Estoy preparada —le murmuró a Alex al oído, dirigiéndole una sonrisa que no sólo era descarada sino que decía «fóllame».

Por un momento, Alex sólo se la quedó mirando, como si no estuviera segura de qué significaba su sonrisa o de qué hacer primero. Lena tomó la decisión por ella.

Una extraña valentía, una femenina resolución —la pura necesidad de tentar a Kara— fluyó por ella cuando se agarró el dobladillo del top y se lo quitó por la cabeza, quedándose completamente desnuda ante Alex. Kara obtuvo una vista de perfil. Entonces, ella se pellizcó los pezones, asegurándose de que estuvieran duros.

—Estoy más que preparada. —Esperaba que esas palabras roncas se clavaran directamente en la polla de Kara. De lo que no cabía duda es de que si se clavaron en la de Alex. Pasmada, se dejó caer de rodillas.

—Siéntate en el sofá.

Dirigiéndole a Kara una mirada desafiante, Lena se giró, hizo ondular las caderas y se acomodó en el sofá. Luego cruzó las piernas casi remilgadamente, imitando lo mejor que sabía una postura femenina, y ¿acaso no era una suerte que de esa manera sus pezones quedaran a la altura de la cara de Alex?

Tirando con brusquedad de la goma elástica que le sujetaba el pelo negro como la medianoche, Alex la lanzó sobre la mesita. Mechones de pelo oscuro cayeron en torno a sus rasgos fuertes. Se quitó la camisa que cayó al suelo, exponiendo las líneas de los finos hombros, y los tonificados brazos y abdomen que se ondulaban con cada respiración. Alex estaba preparada sin lugar a dudas. Y era condenadamente atractiva. Lena se estremeció.

DECADENTWhere stories live. Discover now