Capitulo 3

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En la pista de baile, el menor de los Mathews la agarró de nuevo. Lena se dio la vuelta, giró, meneando las caderas, mientras se alejaba un poco. Se había olvidado del nombre de ese hermano. Oh, era guapo. Condenadamente guapo de hecho. Ojos color chocolate, pelo oscuro, piel canela, cuerpo arrebatador. Quizá en otra época se hubiera sentido atraída por él, pero ahora su objetivo era aprender a complacer a Jack y vivir feliz con él. Tenía que averiguar si podía soportar ser compartida.

Pero una mujer, de pelo rubio y desaliñado, ojos hambrientos y unas zancadas furiosas, había atraído su atención de una manera oscura y fascinante, igual que lo había hecho cinco años atrás.

«Oh, oh». Kara definitivamente se dirigía hacia ellos. ¿Qué demonios querría ahora? El día anterior en su casa, se había esforzado mucho en humillarla. ¿Es que acaso quería volver a hacerlo?

De repente, Mike la rodeó con un brazo y la atrajo contra su cuerpo, inclinando la cabeza hacia ella. El primer impulso de Lena fue dejarse llevar por el pánico. ¿Tendría intención de besarla en medio de la pista? No lo conocía. Y como había descubierto en los treinta segundos que llevaban bailando, no quería conocerlo. En especial con todo el mundo —incluida Kara— mirándolos.

—¿Conoces a Kara? —le gritó el hombre al oído para hacerse oír por encima de la música.

—N-no.

No podía olvidar la noche anterior en la cocina de Kara, cuando Alex y ella la habían besado... tenía que olvidarla. O intentarlo. Sólo Dios sabía que había fracasado hasta el momento.

De alguna manera, era culpa suya. Mirándolo en retrospectiva, se daba cuenta de que la gente del ejército no era conocida por su elocuencia, sino por la fuerza bruta. Kara había intentado negarse a su petición. Como Lena había seguido presionándola, ella había dejado a un lado las palabras y había pasado a la acción, ahuyentándola intencionadamente con sus crudas palabras.

Y vaya si había resultado.

Luego ella había agravado el error al presentarse allí y suponer que si estar con Kara y con Alex la había excitado de una manera educativa, entonces estar con Mike y su hermano sería igual de agradable.

Pero no había sido así. Casi desde el comienzo del baile había querido marcharse. Pero huir como una cobarde con Kara observándola no era una opción. Con aquellos pensamientos dándole vueltas en la cabeza como una bailarina de salsa, Lena intentó decidir su siguiente movimiento.

En ese momento, Kara se había levantado de la silla y se dirigía hacia ellos con la clara intención de tomar la decisión por ella.

Se arriesgó a mirar en su dirección. Dios, estaba todavía más cerca. Lo suficiente para que Lena pudiera percibir el tic de su mandíbula mientras clavaba la mirada en la mano de Mike, ahora en la parte baja de su espalda, casi sobre las nalgas.

—¿Seguro que no estás liada con Kara? Parece que ella no lo ve de esa manera. —Mike levantó la cabeza, aunque no movió la mano, y se giró para saludar a su amiga común— Hola, Danvers. ¿Qué te trae por el The Hang Out, vieja amiga?

—Un asunto pendiente con Lena —Centró en ella esa penetrante mirada color azul que tanto la desconcertaba— ¿Podemos hablar fuera?

Aunque parecía una petición, su mirada sugería todo lo contrario.

Lena tragó saliva. Kara llevaba unos vaqueros ceñidos, unas botas negras, una camiseta beige y una mirada exigente. Parecía una mujer con una misión personal y todo en su actitud lo proclamaba. No saludó a su amigo, ni contestó a su pregunta. Tampoco la había saludado a ella. Nada de buenos modales, iba directa al grano.

DECADENTWhere stories live. Discover now