Capitulo 32

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Kara se sentó ante la mesa de nuevo, cogió el café y clavó la mirada en el oscuro líquido que se agitaba en la taza.

¿Sería tan sencillo? Habían pasado muchos años. ¿Quién podía saberlo? Ella no desde luego, había intentado no pensar demasiado en eso.

Kara jamás había visto la carta de despedida, simplemente había creído lo que había oído. La madre de Imra era la clase de mujer que habría echado la culpa a otra persona con tal de no tener que sentir remordimientos al mirarse al espejo. La hermana gemela de Imra, Taylor, había sido igual que su madre. Puede que lo que Alex decía fuera cierto.

Desde luego las últimas doce horas habían probado lo diferente que era Lena de Imra. Tras descubrir que estaba embarazada y ver lo mal que ella había recibido la noticia, Imra se había ido de juerga toda la noche, se había emborrachado y acostado con su mejor amigo algo de lo que se aseguró que ella supiera sólo para castigarla. Lena había rechazado la propuesta de matrimonio de Alex, había llorado hasta quedarse dormida en su cama, y luego, en silencio, había hecho la maleta y se había ido. Lena se había comportado de una manera mucho más racional y práctica. Sencillamente, había continuado con su vida y no se había recreado en su desgracia.

Pero saberlo no solucionaba el problema. Incluso aunque pudiera deshacerse de la sensación de culpa, no volvería a ser normal de la noche a la mañana. ¿Y si no pudiera hacer el amor con Lena, solas las dos, como una persona normal?

No obstante, le debía una aclaración. Asegurarle que sería una madre y una amiga, y que la ayudaría económicamente si así lo necesitaba. Con el tiempo, Lena conocería a una buena persona con quien compartir su vida. Kara hizo una mueca ante ese pensamiento, pero lo ignoró. Ya lo afrontaría en su momento.

Hasta entonces, lo más probable era que Kara siguiera pensando que ella era suya. Deseaba ser la persona que la mereciera.

—¿Por qué intentas arreglar las cosas entre Lena y yo? —le preguntó a su prima— ¿Para seguir manipulándonos? ¿Para poder mantenerte cerca de ese bebé?

Alex cerró los ojos.

—Me lo merezco. He intentado influenciaros a ambas para obtener lo que quiero. Pensé que lo que hacía era lo mejor para todas, y no sólo para mí. Pero ahora sólo intento hacerte ver lo que es mejor para ti. Como dijiste hace unos días, eres como una hermana para mí. Deberías ser feliz. Te lo mereces después de toda esta jodida mierda.

Kara tragó saliva. Era probablemente la cosa más agradable que Alex le había dicho en ese momento. Quería creerla. Y casi lo hizo

—Gracias.

A la una, Lena estaba sentada en la terraza de su restaurante favorito. El área estaba sombreada por los robles que bordeaban la tranquila bocacalle. Algo que ayudaría a mantener la privacidad. Lena tiró de la camiseta que se le pegaba a la piel. Esperaba que el calor mantuviera a los mirones dentro del fresco interior del restaurante.

Diez minutos más tarde, Jack se abría paso por la puerta que daba a la terraza. Se giró e hizo un gesto con la mano. Lena frunció el ceño hasta que vio a un ceñudo Carl tras una de las ventanas.

—Insistió en estar presente por si me acosaban. Sin embargo, se quedará dentro. Esta comida es privada, sólo para nosotros. ¡Demonios, qué calor hace! —Se quitó la camisa de cuadros que llevaba puesta sobre una camiseta con brillantes y cegadoras letras azules que decía «La vida es una mierda», pero no se quitó las gafas de sol.

Lena suspiró, luego observó que la camarera se acercaba con dos vasos de agua.

—Espero que todo sea de su agrado.

DECADENTWhere stories live. Discover now