Capitulo 16

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Los ojos de Lena, llenos de lágrimas, aparecieron en la mente de Kara.

Una ardiente frustración, la sensación de estar haciendo algo incorrecto cayó como una losa sobre ella. «¡Maldita sea!». Se apartó bruscamente de Maggie.

Alex apenas se dio cuenta. Su prima sentó a la bailarina sobre su regazo. Le metió los dedos entre los cabellos y dirigió la boca de Maggie hacia la suya para hundirse profundamente en ella. Como si no le importara volver a respirar en su vida.

«¿Qué demonios... ?».

Maggie rodeó el cuello de Alex con los brazos y se removió en su regazo. Era evidente que ella le había hecho sentir algo porque Alex gruñó, la levantó en volandas y la montó a horcajadas sobre ella; luego la frotó contra su miembro. Cuando ella echó la cabeza hacia atrás, una cascada de pelo castaño cayó sobre el regazo de Kara. Alex bajó la boca y cerró los labios sobre uno de los pezones. No estaba jugueteando. No había juegos en esa caricia. Sólo fiero deseo.

—¡Alex! ¡Sí!

¿Cuál fue la respuesta de su prima? Simplemente dedicó sus atenciones al otro pecho y, cerrando los dedos con fuerza en los cabellos, tiró de ellos como si pensara imponer su voluntad sobre ella.

—¿Tus pezones están duros para mí? —exigió saber Alex, clavando los ojos en ella como si fueran las únicas personas de la estancia. Como si ella fuera la única persona del planeta.

—Sí, están duros para ti —murmuró ella, frotándolos contra su torso, rotando las caderas y frotándose de nuevo contra su pene— Y también estoy mojada por ti. Siéntelo...

Maggie se mostró encantada de desatar los lazos que aseguraban el tanga a sus caderas. Se contoneó y a continuación, la diminuta prenda negra cayó al suelo.

El moreno y fino vello estaba pulcramente recortado sobre el monte de Venus. Por lo que pudo observar Kara, el resto de su sexo estaba desprovisto de vello.

La lujuria ardió en los ojos de Alex, que no se apartaban de su sexo mientras la tendía sobre su regazo, de manera que su cabeza descansara sobre el regazo de Kara.

La mirada de Maggie, desconcertada y nublada, buscó la de ella.

Estaba excitada. Muy excitada. Y Alex era la artífice. Las dos se habían olvidado de que ella estaba allí, y ahora Maggie le preguntaba con la mirada si se pensaba unir a la fiesta.

Ella era muy sexy y le estaba ofreciendo su sexo. «¡Demonios, sí!».

Pero cuando extendió la mano, no pudo obligarse a tocarla y la dejó caer a un lado.

¿Qué demonios le pasaba? Había deseado a Maggie durante años. Una mirada a aquel cuerpo le dijo que ella era más hermosa que cualquier modelo. Como la protagonista de cualquier página central, felina como una gata en celo. Y ella no sentía nada.

La mirada de Kara se encontró con la de la bailarina y negó con la cabeza. «No».

Por muy deseable que fuera, Kara ya no sentía interés por ella. Estaba excitada físicamente, por supuesto. Observar cómo Alex la devoraba y cómo ella disfrutaba de cada minuto era algo excitante.

Pero ella quería aferrarse a unos cabellos negros. Era una piel blanca e inocente la que sus manos querían tocar. Deseaba ahogarse en unos ojos color esmeralda mientras reclamaba y se hundía en el cuerpo.

Kara cerró los ojos, deseando poder apartar de su mente la imagen de Lena y el hecho de que iba a casarse con Spheer. «Imposible».

Un profundo jadeo captó la atención de Kara. Las manos de Alex habían abierto los pliegues del sexo de Maggie y le estaba frotando el clítoris con el pulgar siguiendo un ritmo ligero e irregular.

DECADENTWhere stories live. Discover now