Capitulo 21

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NO LEER EN PUBLICO!!!...o si, como quieran jaja disfrútenlo

La tarde de verano había convertido el escondrijo de Emma en el pantano en un horno. Kara tenía la camiseta pegada a la piel. Había mucha humedad y hacía calor. Muchísimo calor. Y no sólo por el clima.

Ya fuera por el calor o porque quisiera volverla loca, Lena rondaba por la cocina con una bata blanca muy corta, de una tela tan fina que era casi transparente. El pelo castaño le caía sobre la espalda en suaves ondas que imploraban ser acariciadas por sus dedos.

Lena vestía aquella ropa con aire despreocupado y provocador. Y eran esas mismas cualidades las que la impulsaban a mirarla fijamente en ese momento. La mitad de su ser quería evitarla como a la peste, pero la otra mitad, quería enseñarle con exactitud por qué debería dejar de pavonearse delante de ella y empezar a tenerle miedo. Mucho miedo.

Por desgracia, Lena no sólo era única, atrevida y lista. Era, además, muy apetitosa. Su aroma a vainilla y a canela la tentaba cada vez que estaba cerca de ella. La ponía dura y hambrienta. Y minaba su resolución.

Soltando un tembloroso suspiro, se dirigió a la sala para evitar la mirada insinuante de Lena y la tentación que ella representaba. Pasarían días o semanas hasta que Emma o Winn descubrieran quién le había puesto la bomba al coronel. Y hasta entonces, por seguridad, Kara sabía que Lena, Alex y ella no abandonarían ese lugar.

La risa repentina y dulce de Lena resonó en la cabaña y atrajo de nuevo la atención de Kara, engrosando su miembro. Resistir el deseo de mirarla era imposible.

Soltando una imprecación, Kara se volvió hacia ella. Estaba hablando con Alex, que vistiendo solo unos pantalones cortos, un sujetador y muy sonriente, estaba picando algo que Kara suponía formaría parte de la cena. Lena absorbía extasiada cada palabra, coqueteando con ella, deslizando su mirada por los hombros y los pechos bien definidos de su prima.

En respuesta, Alex le acarició el cuello con la nariz y le susurró algo al oído. Lena se estremeció y se apretó contra ella. ¡Maldición! No necesitaba eso

Pero se estaba mintiendo a sí misma. Sí que lo necesitaba necesitaba tener sexo con ella. En verdad era Lena quien no lo necesitaba. Le correspondía a Kara actuar como una adulta responsable y ejercer un poco de control sobre su cuerpo. De esa manera la salvaría de sí misma y de algo que ella sólo entendía a medias.

Kara se giró y encendió el televisor, decidida a olvidarse de aquella dolorosa erección que clamaba por ella. Fuera lo que fuese lo que quisieran hacer Lena y Alex, podían hacerlo solas. No era asunto suyo. Si querían implicarse más la una con la otra, pues allá ellas.

Valientes palabras. Pero mientras emitían Seinfeld en la tele, Kara no dejó de mirar por encima del hombro. Alex y Lena juntas no estaba bien. Le revolvía el estómago y la llenaba de furia. Las mismas viejas mentiras que se había dicho a sí misma durante tanto tiempo ya no funcionaban.

Alex terminó de cortar aquellas cosas verdes que había estado transformando en algo comestible, y las echó en una fuente. La metió en la nevera, luego cerró el electrodoméstico con un golpe de caderas mientras le brindaba a Lena una sonrisa provocativa.

Y por si eso no hubiera sido suficiente para que Kara quisiera romper algo, Alex la envolvió entre sus brazos, acariciándole la suave curva de las caderas. Luego la besó, primero un ligero roce de los labios en el cuello, luego amoldando su boca a la de ella. Lena se derritió contra ella, arqueando la cabeza hacia la mano que se la sostenía, y ofreciéndole la grácil curva de la garganta. Alex bajó los labios a la tentadora piel y se la mordisqueó. Ella gimió entre sus brazos.

DECADENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora