Capitulo 23

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No leer en publico o mientras están dando clases jajajaja

La luz del amanecer entraba por una pequeña ventana a la izquierda. Lena parpadeó, y miró alrededor del dormitorio desconocido. Una cama antigua, un tocador igual de antiguo, una enorme mecedora vacía en una esquina

Luego lo recordó todo. Louisiana. La bomba. Su padre. La cabaña de Ema Swan. La noche anterior. Kara penetrando en su cuerpo. Alex observando cada instante mientras la alentaba con sus palabras provocativas.

Después de eso, Lena no recordaba nada más.

—Buenos días —le murmuró Alex al oído.

Alex se acurrucó más cerca, el calor emanaba de ella como si de un horno se tratase. Algo en la manera de saludarla, en la manera en que la rodeó con los brazos y la acercó a su cuerpo, le dijo a Lena que Alex se había despertado excitada y preparada para algo más que un saludo casual.

—Hola —Lena ocultó su cara con timidez.

Era una locura sentir vergüenza después de todo lo que había hecho con ella.

—¿Has dormido bien? —Le depositó unos suaves besos en el cuello, en la curva de la garganta, en la curva de sus pechos.

—Mmm, como un tronco. ¿Y tú?

Alex se acercó todavía más hasta que la parte delantera de su cuerpo estuvo pegada contra el costado de Lena. La acerada longitud de su erección presionó contra su cadera en una pregunta silenciosa.

—No tan bien.

¿De verdad? Alex solía dormir bien, en especial después de oh, ella no se había corrido la noche anterior. Lena había hecho el amor con Kara y luego se había quedado dormida.

—No llegué a hacer nada contigo, ¿verdad? Te dejé

—¿Con los testículos azules? —Alex sonrió, haciéndole saber que estaba bien.

—Lo siento.

Con otra sonrisa sensual y un roce del pulgar sobre sus pezones, ligeramente doloridos, Alex dijo bromeando:

—¿Estás dispuesta a compensarme? Es decir, si te apetece.

Lena dudó al saber que Alex quería hacer el amor con ella. ¿Cómo se sentiría ella si aceptaba? ¿Cómo se sentiría Kara?

Lena había sabido desde el principio que iban a compartirla. Kara y Alex jamás habían indicado otra cosa. Si sus intenciones hubieran cambiado, Kara hubiera echado a su prima del dormitorio la noche anterior, ¿no?

Aun así, Lena dudó. La noche anterior no sólo había habido sexo entre Kara y ella. Y no era la única que se había dado cuenta. Kara la había poseído con sentimiento y pasión. Y no había negado que la amara. ¿La convertía eso en amante exclusiva de Kara? Y si así fuera, ¿por qué era Alex la persona que estaba ahora tumbada a su lado, en especial cuando Kara sabía que su prima siempre se despertaba excitada?

En vista de eso, Lena dudaba que lo de mantener una relación a tres bandas hubiera cambiado. Además, Kara parecía querer que Alex estuviera con ellas, casi como si fuera su red de seguridad. Si ella quería tranquilizar a Kara y alentarla para que le abriera el corazón y le contara sus secretos, decirle que no a Alex no era una sabia elección.

No es que fuera un sacrificio. Puede que Lena amara a Kara con todo su corazón, incluso era posible que la amara cuando tenía diecisiete años y apenas era capaz de manejar las demandas que Kara provocaba en su cuerpo ni la fuerza de sus sentimientos. Pero permitir que Alex siguiera allí, era un pequeño precio a pagar, si con eso conseguía que Kara permaneciera con ella. Además, ella adoraba a aquella chef tan sexy y caliente. Su manejo de las palabras —y de las manos— era, sencillamente, sublime.

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