065.

1.9K 214 16
                                    

Apenas pude decir algo, aquello me pilló totalmente desprevenida, de hecho, esperaba escuchar múltiples maldiciones de él hacia la chica que lanzó la piedra nada más entrara a mi casa.
Pasé mis brazos a su espalda después de dudar durante un momento si hacerlo o separarlo para ver su cara. En cambio no se separó de mí hasta que conforme estiraba su espalda lentamente para erguir su cuerpo casi consiguió levantarme del suelo, fue solo entonces cuando dejó un corto espacio entre nuestros rostros.

—Odio que haya pasado esto—comenzó, entrelazando sus dedos en mi espalda—. Nos iremos por más tiempo, mínimo dos semanas, puede alargarse a tres, o quién sabe si cumplir el mes. Han añadido entrevistas, grabaciones—fruncía el ceño, bajando su vista—... No quiero estar tanto tiempo, y menos después de esto.

Decidí coger una de sus manos para sentarnos en el salón, si íbamos a hablar, mejor era hacerlo estando sentados. Asumí que aquello era la noticia que le había llegado antes.

—No tienes que preocuparte de mí, Junsu está aquí. Incluso Suni podrá hacer un hueco.

Yoongi sabía de la existencia de la que había sido algo como mi mejor amiga si optabamos por las etiquetas. Ella había empezado a trabajar como directora de marketing para una de las cafeterías que habíamos visitado en nuestras rutas, así que era más difícil cuadrar los horarios de ambas. Aunque en parte por aquello pude acudir a una cafetería pública con D.O sin que hubiera problema.

—No es sólo por esto _____.

Subí las piernas al sofá tratando de ponerme más cómoda y bajarle importancia a la conversación, en cambio Yoongi siguió totalmente erguido, mirándome fijamente.

—Han no me va a hacer nada—dije cuando lo entendí, pero ni siquiera había sonado creíble para mí—. Yoongi, no quiero que tengas que estar preocupado por qué pueda pasar. Si va a pasar algo, va a suceder estés en Corea o no.

Dudaba si decir aquello iba a ayudar o no, pero no me dió tiempo a arreglarlo.

—Ese es el problema. Podemos estar ese tiempo sin vernos, no va a ser la primera vez. El problema es la incertidumbre de no saber si ese ser va a hacer algo o no. No puedo hacer nada, y lo sé—cerró los ojos, por fin arqueando su espalda para optar por una postura más cómoda, poniendo los codos en sus rodillas, mirando ahora fijamente a la mesa frente mi sofá—. Que me gustas no es lo único que te quería decir antes de irme, quiero que me prometas algo.

—Yoongi...—odiaba el ritmo que estaba optando aquella conversación.

—Tienes que hacer algo con esto, y ya no lo digo por cómo me pueda sentir yo—me miró, su rostro ahora estaba apagado—. En este mundo hay muchas cosas que te pueden pasar, y aún no lo has experimentado todo, aunque podamos decir que estás curada de espanto. Si ese momento tiene que llegar, y espero que no, agradecerás no tener que preocuparte por lo de Han.

Me quedé callada, entonces empecé a jugar con mis manos, no sabía si era una promesa que podía cumplir, y odiaba romper las promesas.
Yoongi decidió cubrir mis manos con las suyas tras acercar lo que pudo su cuerpo a mí, haciendo que lo mirase.

—Todo lo que pase, lo que sea, yo estaré ahí. Sólo necesito que me prometas que intentarás hacer algo respecto a eso.

No me salían las palabras, me limité a mirarlo levantando mi meñique, provocando que Yoongi casi suspirase aliviado. Agradecí que le sirviera con aquello, porque por alguna razón en mi garganta se había formado una bola, iba a ser complicado decir algo sin soltar alguna lágrima.
Uniendo nuestros meñiques, y sin separarlos Yoongi decidió coger uno de los cojines para ponerlo sobre mi regazo, acostándose casi sobre mí y colocando nuestras manos en su pecho.

—¿Puedo dormir aquí?

Tratando de darle un poco de comedia al asunto reí, haciendo que abriera sus ojos.— ¿En mi sofá?

Él sonrió, empujando mi brazo levemente gracias a nuestros meñiques unidos, haciendo que acercara mi rostro al suyo, alcanzando a besar la punta de mi nariz.

—Me vale.—susurró.

El sofá del salón era lo suficientemente grande, pero reí ante aquella contestación, ahora separandome, hablando en serio.

—No has traído ropa, y se van a preocupar.

—Namjoon sabe que vine a verte—jugaba con mis dedos mirando al techo— estuvo conmigo desde que fuiste a la clínica.

—¿Estaba muy preocupado?

—Honestamente, él trataba de calmarme. Quería ir a buscar a la chica.

Abrí los ojos, asumí que sintió que le miraba cuando sus ojos se dirigieron a mí, antes de poder decir algo volvió a hablar.

—Después de estar unos minutos preocupado, cuanto más pensaba lo que había pasado, más enfadado me sentía. Pensé que era buena idea buscarla.

—Yoongi si hubieras...—me interrumpió.

—Lo sé, pero estaba cabreado, y lo sigo estando—arrugó su nariz—. ¿Te duele mucho?

—He tenido golpes peores, me molesta más el hecho de retrasarlo todo.

—Ahora mismo importa más tu salud que retrasar fechas—calló durante un rato, jugando con nuestros dedos casi logrando hipnotizarme—... ¿Puedo preguntar sobre tu tatuaje?

Sonreí sin quererlo, pero ante aquella sonrisa Yoongi se incorporó, imitando mi postura para acariciar mi mejilla antes de colocar un cojín en su regazo.
Recordé aquella tinta en mi piel, nunca podía haberlo visto porque nunca había llevado ni tirantes, ni alguna prenda que descubriera mi espalda lo suficiente como para ver aquello en mi omóplato.

—Me lo hice cuando llegué a Corea, ya sabes, fue una liberación para mí poder estar en un sitio en el que pudiera estar tan cómoda después de todo lo anterior.

—¿Porqué dos?

Cuando Yoongi hacia preguntas, sean del tema que sean, siempre usaba la misma expresión de niño, curioso por todo y listo para escuchar. No pude evitar volver a sonreír de aquél modo, siendo más bien una sonrisa triste. Él respondió a aquello de nuevo acariciando mi cara, esta vez haciendo que colocara mis piernas sobre él para poder abrazarme.
Otra aptitud que podía resaltar de Yoongi era la facilidad con la que podía entender las cosas sin tener que decir algo.

—Ojalá pudieras haberla conocido.—solté en mitad del abrazo.

Yoongi decidió no contestar, tampoco hizo falta que dijera algo, lo solté sin pensar.
Él acarició mi espalda hasta que decidió hablar, juntándome todo lo que pudo a él para hundir su cabeza en mi cuello.

—Vamos a hablar sobre nosotros cuando vuelva, creo que llevamos mucho tiempo así—se separó lo justo para mirarme, entrelazando sus manos en mi espalda, teniendo las mías ahora apoyadas en el cojín sobre él, tenía el corazón en la boca—. Ya sabemos lo que sentimos hacia el otro, y no parece que se vaya a quedar en esto.

(...)

Hola hola!!! ¿Qué tal han estado? Me pasaba por aquí para agradecer el apoyo a esta historia; muchas gracias a todos!!
Espero que hayan disfrutado el capítulo~

special trainee « btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora