¹ 𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘 | cinco hargreeves (reescribiendo)

❪ 24. LOST ❫

𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘: PERDIDA

❪ Cinco. ❫

DIEGO NO SOLO PARECÍA estar furioso, lo estaba. Algo que no me importaba, puesto que su intento de lucir intimidante, solo me causaba gracia.

—¿Tienes una idea de lo que hiciste? —hablo de golpe, como si estuviera tratando de hacerme cambiar de opinión.

¿De qué? No lo sabía.

—Calmate, Diego —murmuro Luther, que seguía deteniendo su cuerpo.

—¡Quítame de encima tus manos de simio! —se sacudía, intentando salir del agarre del rubio.

—Podría hacer esto todo el día... —canturreo manteniendo a Diego sin poder moverse, hasta que segundos después, el moreno paro.

Luther lo soltó poco a poco, por si trataba de abalanzarse sobre mi nuevamente.

—Cinco ha estado ocupado desde que volvió —parecia un niño tratando de delatar a otro con su padre. Ridículo —Estuvo en medio del tiroteo que ocurrió en Grinddy's y después en Hermanos Gimble, luego de que atacarán la academia buscándolo —se acercaba a pasos lentos.

—Y justo nada de eso es de tu incumbencia —frunci el ceño con molestia.

¿Quién carajo se creía? No tenía autoridad alguna para reclamarme nada.

—Lo es ahora, acaban de matar a mi amiga —hizo un claro énfasis en aquella última palabra, haciéndome rodar los ojos.

—¿De quiénes habla? —pregunto Luther, observandome entonces.

—Una mujer llamada... La encargada —murmure —Me convirtieron en el instrumento perfecto de rehabilitación en el tiempo continúo, o correctores, como prefieran llamarlo —me observaban, atentos —Yo no era el único, había otros como yo. Seres fuera de tiempo, fracturados, extraídos de las vidas que conocían. Sinceramente, no se como llegaron ahí, pero se que nadie era tan bueno como yo —y aunque sentía que me miraban, yo no correspondía a ello.

Podía sentir la tensión que se había creado, la tensión que Diego había provocado.

—Ellos nunca se dieron cuenta, pero yo trataba de descifrar la ecuación correcta para regresar, si lo lograba, sabía que podría detener el apocalipsis... Salvar al mundo, podría evitar la muerte de todos.

—En especial la de Cherry —fruncí el ceño.

—Pareces más consternado tu, en tratar de mencionarla, que yo, ¿No lo crees? —el moreno rodó los ojos.

Aunque no podía culparlo del todo, Cherry siempre había sido el principal incentivo de mis acciones, del tratar de superar las expectativas de todos. Ella era perfecta, y yo debía serlo también si esperaba ser digno de estar con ella, no con alguien como ella, la quería a ella. Únicamente a ella.