❪ 29. THE HANDLER ❫

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𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘: LA ENCARGADA

𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘: LA ENCARGADA

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❪ Cherry. ❫

AHÍ SEGUÍAMOS, había perdido la cuenta de cuantos minutos iban ya, pero apostaba que ya eran más de los que podía soportar. Comenzaba a rugirme el estómago, mal momento pues a kilómetros a la redonda no había ni una sola alma además de las nuestra, y las de los uniformados.

Además de que, lo único que se escuchaba era el viento silbando como en las películas del viejo oeste.

Creo que en cierta parte exageraba, pero estaba nerviosa, mucho. Todo esto me llenaba de ansiedad, el suspenso que se había causado solo por hablar con quien estuviera a cargo daba escalofríos.

Pero, como si hubieran escuchado mis suplicas, el silencio se fue, de una manera algo extraña. La particular canción del carro de los helados en... ¿Una carretera desolada?

Gire, tan confundida como los demás, a lo lejos un camino de helados que conducía a una velocidad sorprendente para la vida de ese auto, se acercaba cada vez más a donde nos encontrábamos.

-¿Qué diablos es eso? -pregunté divertida, era una de las situaciones más extrañas que había presenciado.

-¿Es ella? -cuestiono Luther, dude un poco antes de negar, quería suponer que esta no sería su entrada triunfal.

-¿Eso es un camión de helados? -habia preguntado solo para estar segura -Ahora mismo no me vendría mal uno.

-¿Qué demonios hace el aquí? -Cinco se unió a las preguntas, aunque el estaba molesto, entrecerre los ojos tratando de ver a lo que el veía.

Klaus, se trataba de él. Pasó justo a un lado nuestro, saludando desde el asiento del conductor, haciéndome reír entonces, sin importarme mucho la situación. Lo admitía, adoraba lo espontáneo que era, incluso después de eso.

Pero no estaba solo, justo en el centro iba Ben sentado, pude notar su rostro completamente emocionado haciendo mi corazón estrujar de alegría, lo salude rápidamente recibiendo respuesta casi al instante.

Wiii! -alcance a escuchar.

Klaus celebraba desde el volante, tal vez la situación no era la mejor, pero las acciones del castaño eran sencillamente imposibles de ignorar, y todos en esta familia sabíamos eso.

-¡Es una trampa! -el grito de Cha-cha logró que todos reaccionaramos, ya que al parecer no había sido la única en entrar en una especie de ensoñación.

Al instante los dos sicarios desenfundaron sus armas, apuntándole en nuestra dirección y haciendo más ruido cuando el primer cañonazo se escucho, y sabía que una de ellas iba directo hacia mí.

Iba, antes de que se detuviera. Literalmente.

Todo a nuestro alrededor se había pausado, o casi todo, observe a Cinco confundida, su mirada cruzo conmigo, haciéndome saber que se encontraba en el mismo estado que yo.

¹ 𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘 | cinco hargreeves (reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora