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El chico de cabello castaño se encontraba sentado frente al director en su oficina mirándolo con el mentón alzado, intentando mostrar la autoridad que no tenía, el docente lo observó unos momentos para terminar suspirando, sacando algunas hojas de los cajones en su escritorio y anotando cosas sobre ellas, John observaba con detenimiento cada movimiento que hacía, sintió su corazón detenerse por un momento al leer en aquellas hojas que su pequeña broma había sido una falta gravísima, entonces en ese instante pudo darse cuenta de las consecuencias que su inocente bromita había causado.

—Te he dado muchas oportunidades. —comenzó hablando el mayor, el adolescente sintió que le daría un ataque de ansiedad en ese momento.

—Por favor, prometo no hacerlo otra vez. —interrumpió juntando sus manos, rogando.

—John, siempre dices lo mismo, pero nunca cambias, eres un chico problemático, muchos alumnos dentro de la comunidad estudiantil temen de ti. Lo que le hiciste al jovencito McCartney hoy es algo por lo que debería sancionarte con el peor de los castigos.

—Director, prometo que cambiaré, se lo ruego, no me expulse... —pidió con la voz temblorosa, la escuela le importaba poco, pero la reacción de su tía furiosa era algo que definitivamente no querría vivir.

—John, lo lamento mucho, debo hacerlo. —el docente lo observó apenado.

—Por favor, si quiere me disculparé personalmente con él, haré trabajo comunitario, subiré mis calificaciones, me vestiré adecuadamente, lo que usted me pida, solo no me expulse. —tenía que convencerlo, necesitaba hacerlo, no quería perder a sus amigos y la poca diversión que tenía.

—Espero no arrepentirme de esto... —presionó su sien, y devolvió la vista al afligido muchacho.— bien, pero quiero que escuches con claridad, John Lennon, es tu última oportunidad, solo tienes una y nada más, si vuelves a hacer otra cosa que altere el orden en ésta escuela te expulsaré de inmediato, ¿entendido?.

—¡Muchas gracias! —exclamó, haciendo una pose de victoria.

—Pero no saldrás ileso de esta, quiero que hagas exactamente todo lo que dijiste hace un momento, pero primero, comienza con las disculpas a ese pobre niño.

—Pan comido, lo haré ahora. —se levantó de la silla y se dirigió hacia la puerta.

—John —el mencionado se detuvo y lo miró expectante.— llamaré a tu tía para contarle lo ocurrido, tal vez lograste convencerme, pero no pasaré por alto tu comportamiento. Puedes retirarte.

—Puta mierda. —maldijo en silencio y salió de allí aguantando las ganas de haber cerrado la puerta con fuerza.

Estaba frito.

El chico de ojos bonitos ahora se encontraba en silencio camino a casa junto a su furioso padre, que no paraba de maldecir al mocoso que le había jugado esa estúpida broma a su preciado hijo, Paul ya no tenía ánimos ni de hablar, solo decidió revisar su celular un momento para distraerse, pero fue una pésima idea, pues el imbécil de Richard le había tomado unas cuantas fotografías a la página de esa revista y a su aspecto luego de ser empapado en pintura y brillos, al parecer las imágenes se habían viralizado entre los estudiantes, nunca se había sentido tan humillado en toda su vida. Con molestia apagó su celular y lo lanzó al asiento trasero, ya que estaban en el auto de su padre, y bufó molesto.

—Papá, ¿puedo faltar el resto de la semana? —pidió el chico observando por la ventana, evitando apoyarse allí para no ensuciar de más con pintura.

—Pero Paul, los estudios son importantes para ti, ¿estás seguro? —su padre lo observó con preocupación cuando se detuvieron fuera de su casa.

change ; mclennonWhere stories live. Discover now