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Estuvieron bastantes segundos en la misma posición, con los brazos en el cuerpo ajeno y los labios pegados a los del otro, sintiendo que encajaban a la perfección. Ambos se separaron con lentitud ya que sentían que les faltaba el aire, el más avergonzado de ambos era Paul, pues no tardó en esconderse en el cuello de John cuando sus bocas se alejaron, con un torbellino de sentimientos en su pobre ser.

—Creí que te molestarías... —susurró en su escondite el de cabello oscuro.

—Me gustas hace tiempo, así que me acabas de dar la mejor noticia que alguien podría recibir. —confesó, apoyando su mentón con suavidad sobre la cabeza de Paul, mientras mantenía una de sus manos en su espalda y la otra acariciando su cabello.

—¿Por qué no me lo dijiste? —quiso saber el adolescente, soltando sus palabras con suavidad, sin intención de salir del lugar donde estaba, pues le gustaba demasiado el aroma del chico.

—Supongo que estaba asustado, no quería que nos alejaramos, pero tú fuiste valiente y lo confesaste primero, eres fantástico Paul. —admitió, dejando un pequeño beso sobre la cabellera de su amigo.

—Me alegra haberlo hecho. —murmuró con una risilla de por medio.

—¿Quieres que le mande un mensaje a tu padre? Podría llevarte al hospital y nos encontramos allá, no quiero que tu brazo empeore. —cambió de tema, separandolo suavemente para verlo a los ojos.

—Es una buena idea, realmente caí duro allá. —para añadirle gracia a lo que había dicho, apuntó con su mano buena a su posible fractura haciendo una mueca graciosa, John observó preocupado cómo la zona se había tornado violeta.

John dejó al bonito chico sentado en su cama mientras buscaba algo de ropa para que pudiesen cambiarse ambos, el uniforme de Paul estaba sucio y Lennon, bueno, no podía salir con esa pinta, estaba vestido con una camiseta bastante delgada, tanto que podía verse un poco su piel y vestía un short deportivo, no saldría así, claro que no, no quería que lo viesen extraño. Le entregó un pantalón negro y una sudadera lo suficientemente grande al muchacho por si le ponían un yeso, de esa forma podría quitarse la ropa con más facilidad.
Al estar ambos listos salieron de casa y tomaron un taxi en dirección al hospital, durante el viaje Paul jugaba con los dedos de John suavemente, entrelazandolos con los suyos y moviendolos, conmoviendo al de cabello castaño, que había soñado despierto con que aquello ocurriera algún día, y ahora que lo estaba viviendo, no podía estar más contento.

Al llegar bajaron del taxi, siendo Paul quien pagó por ambos dado a que ya se sentía un poquito culpable de que ese chico lo estuviese acompañando y cuidando tanto. Se dirigieron a la zona de emergencias a esperar a ser atendidos, tras algunos minutos de espera vieron a James entrar desesperado al lugar, buscando con la mirada a su hijo preocupado ya que John le había dado aviso de que estarían allí  porque Paul había sufrido un pequeño accidente.

Tal vez utilizar la palabra accidente lo había alarmado un poco, y eso se notaba en su expresión.

—¡Paul! —exclamó cuando lo vio, por suerte sólo había una persona más en el lugar además de ellos que lo observó con extrañeza por su tono de voz.

—Hola papá. —saludó, el hombre de inmediato lo estrechó entre sus brazos.

—Muchas gracias por avisarme y por traer a Paul hasta acá John, eres un chico increíble. —le agradeció dándole la mano, John sonrió en grande. ¿Debería reunir puntos para ganarse a su futuro suegro? Tal vez.

—Huh, papá, me escapé de la escuela y me caí al salir, por favor no te enfades conmigo. —rogó juntando sus manos, quejándose cuando recordó que una de sus extremidades le dolía. El hombre lo observó sorprendido, y cerró sus ojos negando, como alejando la idea de su cabeza.

change ; mclennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora