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Las horas transcurrían con completa lentitud, John observó las pegatinas de su techo durante casi toda la noche, siendo incapaz de conciliar el sueño, y es que en el momento que Jim le notificó que se habían llevado a su novio para realizar la cirugía se le hizo imposible poder descansar en paz. Simplemente no podía pegar un ojo, quería estar con él, se sentía tan ansioso y angustiado al respecto que no dudó en fumar unos cuantos cigarrillos en su ventana, a pesar de haberse prometido dejarlo aún conservaba sus viejas cajetillas.

Cuando llegó al sexto supo que sería el último, se había dado cuenta hace poco tiempo que comenzaba a cansarse mucho más rápido que antes, aquello era culpa del tabaco, y era uno de los tantos motivos por el cual quería dejarlo. En algún momento el sueño comenzó a invadirlo, así que se recostó en su cama y durmió poco tiempo, tal vez dos horas, pero despertó de golpe gracias a la vibración de su celular a su costado.
Tal como le había prometido el día anterior, James le avisaría cuando el horario de visitas comenzara, por lo que estiró su cuerpo cuando vio que ya eran las nueve de la mañana, y se vistió con un poco de torpeza gracias al sueño, pero no podía aguantar las ganas de ir hasta el hospital así que intentó apresurarse.

—Ya me voy al hospital Mimi. —anunció, paseándose por la cocina y viendo a su tía allí.

—Te preparé esto, debes comer algo —le entregó una bolsa con un par de sandwiches en su interior, y además un par de botellas de agua.— Jim debe estar agotado y hambriento también, puedes llevarle eso.

—Gracias, nos vemos después. —metió las cosas en la mochila vacía que cargaba en su espalda, y se alejó de la cocina.

—John —lo llamó una última vez, él se devolvió y la observó con una ceja alzada.— tus lentes.

John sacó sus gafas de su bolsillo y se las colocó, dándole una pequeña sonrisa a su tía y saliendo de casa.

Decidió tomar el autobús ya que era menos costoso que un taxi, y se sentó en los últimos asientos como acostumbraba, observando las calles por la ventana pensativo, James le había dicho que la cirugía salió bien, pero que Paul no había despertado desde que regresó del pabellón a cuidados intensivos. Por lo que tenía entendido, le habían quitado el tubo de respiración recién en la mañana, John no tenía idea de cómo funcionaba todo en el hospital pero estaba preocupado, sólo tenía ganas de llevarse a su novio a dar un paseo por el parque mientras charlaban y comían helado.

Una risilla escapó por entre sus labios al dar un pequeño paseo por sus recuerdos, se arrepentía inmensamente de haber molestado a Paul como cuando lo hacía antes, siempre sentía esa pizca de culpa en su interior cuando estaban juntos, a pesar de que su novio le había dicho muchas veces que estaba perdonado no podía evitar recordar lo muy mal que se comportó, las bromas, las palabras hirientes, todo. El estar enamorado no era un justificativo para su comportamiento, pero quería demostrarle a todos que estaba cambiando, quería demostrárselo a su chico por medio de hechos y buenas acciones, quería ser un buen novio.

Bajó del autobús cuando estuvo a una cuadra del hospital ya que en esa calle cambiaba de dirección, y caminó entre las calles sujetando las correas de su mochila un poco nervioso. Al estar frente al inmenso edificio recorrió los pasillos y subió las escaleras hasta llegar a la habitación que le dijeron, el chico dio unos suaves toques en la madera y esperó, respirando profundo y botando el aire de sus pulmones.

—Hey, ya llegaste. —la figura de su agotado suegro frente suyo lo hizo hacer una mueca.

—Se ve cansado. —murmuró, y entró a la habitación detrás suyo.

—No he dormido en toda la noche. —confesó con una pequeña sonrisa.

El sonido de los intermitentes pitidos llamaron la atención del castaño, que volteó hacia donde la camilla estaba, allí su novio descansaba con los ojos cerrados, tubos en sus brazos y un vendaje en su cabeza. Sintió ganas de llorar al verlo lucir tan indefenso ahí, pero sabía que la cirugía era necesaria para investigar ese maldito tumor, y ver si podrían quitárselo pronto.

change ; mclennonOù les histoires vivent. Découvrez maintenant