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En la radio del auto sonaba un viejo cassette de la banda Nirvana, un regalo que Jim le había dado a su hijo hace algunos años cuando el menor había demostrado cierto gusto por la música de otras épocas. Paul iba en el asiento de copiloto avergonzado abrazando su mochila, le había insistido a su padre que podría ir perfectamente sólo a la casa de John, pero él se quería asegurar de que ese muchacho estaba con su tía en casa, no quería que le tocara ni un maldito cabello a su hijo, y corría un terrible peligro si estaban completamente solos.
Una vez fuera de la casa, Paul cruzó la pequeña cerca y tocó la puerta con sus nudillos, James lo observaba desde la ventana del auto sonriente, el chico rodó los ojos harto, creía que se estaba excediendo.

—Hola Paul, John está esperándote en su cuarto. —saludó la mujer cuando le abrió, el chico no tardó en saludarla de regreso, para dar una última mirada a su padre en forma de despedida y entrar a la casa.

Tal como ese día en que escapó de la escuela para visitarlo, subió las escaleras con suma lentitud tomándose su tiempo , centrándose en los cuadros de la pared, queriendo ignorar la atrocidad que cometió el día anterior, sentía que lloraría si veía a John a la cara, estaba tan malditamente avergonzado aún, pero le había dicho que lo ayudaría, y no podría negarse a última hora cuando Lennon se veía tan emocionado ante la idea de pasar tiempo juntos.

Unos pasos lo separaban de la puerta, no quería abrirla, no quería tocar, sólo quería salir corriendo y esconderse en su casa, a hundirse en su miseria y vergüenza. Cuando iba a abrir la puerta, la madera se alejó de sus dedos para dar paso a la imagen de un sexy John con el cabello alborotado y un pijama bastante revelador, Paul chilló en su interior, queriendo morir por los nervios.

—Hey. —saludó animadamente besando sus labios, cosa que McCartney correspondió con torpeza.

—Hey John. —saludó el chico cuando se alejaron, evitando en todo momento verlo a los ojos.

—Lamento que me hayas visto así, me levanté hace unos minutos —se excusó risueño.— puedes esperarme en mi cama mientras voy a vestirme al baño, no tardaré.

—C-claro. —contestó, su novio dejó otro beso en sus labios y se marchó de allí.

Paul suspiró, sintiendo que había estado reteniendo el aire por bastante tiempo. Como un chico bueno decidió hacerle caso a John y se sentó en el borde de su cama dejando su mochila a sus pies, observando las cosas alrededor, sonriendo al ver pegatinas en el techo. No evitó fijarse en las guitarras que Lennon tenía descansando en un par de atriles, con algo de seriedad se fijó en su yeso, no quería perder la práctica debido a que la música significaba bastante para él, detestaba haberse caído sobre su extremidad, realmente tenía ganas de tocar uno de sus instrumentos favoritos.

—¡Ya estoy listo! —exclamó el mayor apareciendo en la habitación, utilizando su uniforme del equipo de basketball de la escuela.

—Flash envidia tu rapidez. —bromeó Paul, haciéndolo soltar una pequeña carcajada.

—Puedo ser veloz haciendo otras cosas... —murmuró con un tono sugerente, Paul simuló rascar detrás de su oreja con su índice en un acto nervioso.

—¿Ah sí? ¿Qué cosas? —se quiso golpear cuando preguntó eso, maldita sea, debía aprender a quedarse callado y sólo reír cuando le hablaba de esa forma.

—Puedo desvestirme rápidamente. —alzó los hombros sonriente, Paul rió con suavidad, definitivamente no le seguiría el juego, por muy reciente que fuera su relación, sabía que si continuaban en ese plan, las cosas acabarían muy ardientes entre ambos.

—Okay Flash, traje mi cuaderno de matemáticas para ayudarte a estudiar. — cambió de tema, y una sonrisa se plantó en su rostro al oírlo quejarse.

change ; mclennonWhere stories live. Discover now