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Ambos hombres cruzaron la puerta de la habitación, allí Mary estaba recostada, con vías conectadas a tus brazos y un fino tubo plástico en la zona de su nariz facilitándole la respiración, ellos quisieron llorar, pero se mantuvieron fuertes, y se acercaron a la mujer, que les sonrió con todas sus fuerzas, dejando caer una pequeña lágrima por su mejilla.

—Hey, pero si son mis hombrecitos. —murmuró ella, Paul se sentó a su lado y tomó su mano, mientras que Jim se ponía del lado contrario e imitaba la acción de su hijo.

—Adivina mamá, hoy estuve con Linda. —contó con la voz temblorosa, no queriendo llorar.

—Esa es una buena noticia cariño, ella debe ser una buena niña. —su mano soltó la de su hijo para dirigirse a su mejilla, y darle débiles caricias, pues realizar mínimos movimientos la agotaban.

—Lo es mamá, lo es. —la primera gota descendió por su mejilla, no pudo resistirlo mucho más y dejó las lágrimas caer, sujetando la diestra de su madre y mirándola con dolor.

—No llores Paulie, eres el niño más fuerte del mundo y puedes hacer muchas cosas, si te lo propones, tendrás la capacidad de cambiar este mundo, dulzura. —quiso animarlo, soltandose a llorar ella también.

—No te esfuerces cariño, estamos aquí contigo. —habló Jim, besando su rostro y apoyándose con sumo cuidado en su pecho.

Mary atrajo a su único hijo hasta abrazarlo contra su cuerpo, no fueron conscientes del tiempo que estuvieron en esa posición, tal vez fueron segundos, minutos, o incluso horas, ambos hombres sólo supieron que cuando aquél pitido que había estado emitiendo un ruido intermitente finalmente había sonado sin pausas entre medio, Paul lanzó un grito de dolor, y se aferró con más fuerza al cuerpo de su madre, James no se quedó atrás, ambos lloraban abrazados al cuerpo de Mary, como si eso fuese a traerles a la mujer más dulce del mundo de regreso. Los médicos no tardaron en llegar a la habitación, separaron a padre e hijo para confirmar el estado de Mary, para declararla muerta y apagar las máquinas, dejando a una pequeña familia completamente destrozada observando a quien fue la mujer más bella de todo el universo.

Estuvieron tal vez una media hora más allí, llorando juntos y deshechos por completo, los profesionales debían llevarse a la mujer a otro lugar en ese momento, por lo que tuvieron que regresar a casa, los siguientes días serían completamente duros y difíciles de llevar. Al llegar a casa acordaron que Paul faltaría a la escuela tal vez el resto de la semana y una más, pues la muerte de su madre le había quitado las ganas de hacer absolutamente todo, sólo tenía ganas de dormir y nada más, y al despertar, darse cuenta de que todo había sido una terrible pesadilla, que Mary iría a despertarlo con caricias en el rostro y muchos mimos, pues era un consentido.

Paul esa noche durmió junto a su padre en la cama de Mary, ambos destrozados, y con el mismo deseo; de que todo fuese una maldita broma.

En la mañana del día siguiente James se encargó de llamar al director y dar aviso de lo que había ocurrido, de paso, dando anuncio de que Paul no iría los siguientes días a clases, también avisó a los padres de George, pues era amigo de ellos, y quería que el mejor amigo de su hijo lo acompañara, por lo que pidió que dejasen faltar al chico también, cosa que sus padres accedieron de inmediato.

—Paul. —llamó el adolescente de cabello lacio, que al enterarse apenas de la noticia rogó que lo dejasen ir a visitar al muchacho.

—¿George? —preguntó adormilado, y levantándose a los segundos, tras ver a su mejor amigo allí los recuerdos invadieron su mente, comenzó a llorar otra vez, y Harrison no tardó en brindarle un fuerte abrazo.

—Tranquilo Paul, estoy aquí. —lo consoló, acariciando su espalda y dejándolo llorar en su hombro.

En la escuela las cosas parecían ir normales, a excepción de la falta del par de amigos en las mesas delanteras, aquél detalle fue lo bastante notorio para la clase completa, tanto que era el tema de conversación de muchos estudiantes, John definitivamente no pudo pasar por alto la situación, y supo que algo había ocurrido, y sabía que era algo malo. Linda y Pattie hablaban entre ellas preocupadas por completo, podía oírse por todos lados el nombre de Paul y el de George, no era alumnos que solían faltar sin justificación, y mucho menos faltaban al mismo tiempo. Los alumnos siguieron hablando hasta que un ronco carraspeo los hizo enderesarse a cada uno en su lugar, el director estaba parado frente a toda la clase con una mirada seria y los brazos detrás de la espalda.

change ; mclennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora