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Primero que nada quería partir agradeciéndoles, nunca pensé que esta historia tendría un futuro, no saben cuán feliz me hace leer sus comentarios y ver que votan o meten el fic en sus listas de lectura, estoy muy agradecido con ustedes, cuando termine el fic me encargaré de etiquetar a cada unx de ustedes hermosas personas que estuvieron en el trayecto de esto y esperaban las actualizaciones, gracias :(

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Al oír lo que esa mujer le decía no evitó desconectarse por completo, un eco reemplazaba los sonidos de ese lugar, el clásico mareo lo invadió, y es que estaba en shock, pudo ver a la doctora frente suyo y no podía lucir más seria. Paul sólo deseaba irse a su casa en ese preciso instante, volver a esos tiempos donde jugaba con George en su consola hasta muy tarde rodeados de frituras y gaseosas, regresar a esos momentos cuando se iba de vacaciones con sus padres o cuando visitaban el campo, y cómo olvidar cuando celebraban festividades o cumpleaños, ellos eran realmente una familia feliz y perfecta.

¿Por qué a mí? Se preguntaba reiteradas veces.

—Debemos realizarle otro estudio para confirmar la anemia, aunque por ahora llamaré al neurocirujano, él les dará algunas opciones. —el adolescente despertó de su shock en el momento que la vio voltearse e irse de la habitación.

Entonces la realidad lo golpeó otra vez, ¿un tumor? Miraba con una expresión neutra la habitación a su alrededor, haciendo su mejor intento por alejar el miedo de su ser, James hacía lo posible por intentar alejar las ganas de llorar con una mano cubriéndose el rostro, podía ver la barbilla de John temblar, resistiendo, Paul no quería llorar, de verdad no quería hacerlo, tenía que ser fuerte y enfrentar el enorme desafío que se le vendría y no rendirse.

—Estaremos aquí para ti Paul. —fue lo único que su progenitor pudo decirle sin derrumbarse en el suelo destrozado por la noticia.

—Podremos superar esto, ¿bien? Soy fuerte... —la única pregunta que se hizo en ese momento es, ¿realmente era fuerte? ¿Podría con aquello?

—No pienso dejarte sólo, si necesitas apoyo o simple compañía sabes que no me iré, siempre que me necesites Paul voy a estar aquí. —por dentro, John estaba luchando por no verse débil, sentía un nudo en la garganta, no quería que Paul sufriera absolutamente nada, sólo deseaba ser él quien portaba un tumor en su maldito cerebro y no su dulce novio.

—Gracias. —McCartney sujetó su mano y la acarició, el mayor dejó un pequeño beso en su frente y lo rodeó con sus brazos.
Jim los observó intentando sentirse feliz al respecto, de no ser por John, tal vez su hijo seguiría triste por el fallecimiento de su madre, tal vez habría generado una depresión por la falta de la persona más importante en su mundo, John había logrado reemplazar toda la tristeza que sentía por buenos momentos y alegría.

Estaba agradecido.

Aquella mujer regresó a los minutos con un hombre bastante alto y calvo, era él quien traía el expediente de Paul ahora, a comparación de ella, su expresión no les transmitía temor o nervios, él venía sonriendo y lucía como alguien agradable.
El hombre se presentó de forma amistosa con los presentes, en ningún momento borró la sonrisa cálida de sus labios, intentando transmitir eso a su paciente.

—Yo estaré a cargo de Paul ahora. —anunció, la mujer se retiró del lugar luego de sus palabras, despidiéndose.

—Ella dijo que nos daría opciones para tratar el... tumor. —ahora podía notarse su rostro un poco más sereno que hace unos minutos, mucho más tranquilo.

change ; mclennonWhere stories live. Discover now