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Los días transcurrieron con tranquilidad, la armonía reinaba entre los chicos que ahora se habían vuelto buenos amigos, y a petición de Paul, George y John habían intercambiado lugares para así los muchachos listos poder ayudarlos con las tareas, aunque había sido una vil excusa del adolescente de pestañas rizadas para sentarse junto a Lennon, no paraban de charlar, incluso por primera vez le llamaron la atención a Paul durante clases por hablar tanto, sentían que tenían tantas cosas en común que les parecía absurdo haber tenido aquella rivalidad, haberse herido el uno al otro sin motivo, pues no se habían dado el tiempo de conocerse siquiera.

Aunque habían un par de sentimientos fuera de la amistad por parte de uno de ellos.

Luego de aquél episodio en el cual Paul dudó seriamente de su sexualidad, prefirió obligarse a querer a las chicas y no darle más vueltas al asunto, a pesar de que las cosas no habían resultado bien con Linda, aún así habían muchas estudiantes de la escuela que le hablaban y le pedían citas, cosa a lo cual no podía negarse, no debía, así que simplemente aceptaría alguna de ellas y experimentaría, al menos sentía que eso era lo correcto. En cuanto a John, había estado pensando en bastante cosas últimamente, cosas de las cuales nunca había querido pensar, cosas que lo hacían sentirse mal, cosas que ignoraba y que ahora sentía que lo comían vivo por dentro por aguantarlas tanto tiempo.

—Richard, ¿me acompañas a casa? —preguntó a su mejor amigo con un tono suave, y sintiéndose un poco incómodo al verlo charlar animado con George.

—Claro —asintió ante su amigo.— adiós George.

—¡Adiós! —se despidió animado, y se fue junto a Paul.

Estaban en la salida de la escuela por marcharse a sus hogares, como de costumbre Paul y George se marchaban juntos, ésta vez irían los cuatro a la casa de McCartney a jugar videojuegos, pero John inventó la excusa de que tenía que ayudar a Mimi en algunas cosas, Richard notó que algo ocurría con él, así que puso una excusa también y determinaron que dejarían su pequeña reunión para el día siguiente. Ahora Lennon y Starkey caminaban a paso lento en el mismo parque de siempre, John miraba el suelo perdido, pensando en demasiadas cosas a la vez, sintiendo aquél típico peso sobre sus hombros, pero era terrible expresándose, y no sabía cómo explicar lo que sentía exactamente, Ringo lo miraba expectante, sabía que su amigo tenía ganas de hablar, pero no quería presionarlo ni hacerlo sentir mal.

—Creo que me gusta. —murmuró con la voz sonando temblorosa, como si estuviese asustado de admitirlo.

—¿De quién hablas? —preguntó el chico de ojos azules, ahora se habían detenido, lo miraba expectante, pero John no era capaz de levantar la cabeza.

—Siempre fue así, y nunca lo quise admitir. —presionó sus ojos con fuerza, negándose ante la posibilidad de llorar.

—John, no entiendo. —contestó, apoyó su mano con calma sobre su hombro, haciéndole saber que lo escuchaba y lo apoyaba.

—Siempre me molestaba cuando lo veía con alguien más y no sabía porqué. —Richard se sorprendió al notar que se refería a un chico, tanto que quiso separarse, pero aún así no lo hizo, pues pase lo que pase, no dejaría sólo a su amigo que estaba a punto de quebrarse.

—Puedes decirme quién es, no te voy a juzgar, eres mi mejor amigo. —le animó a continuar hablando cuando lo vio quedarse callado y dudar en completo silencio.

—Me gusta Paul, Richard, no puedo dejar de pensar en él y esto me está matando. —antes de derrumbarse en el suelo Richard lo jaló de los brazos contra su cuerpo, dándose un brusco abrazo, así evitando su caída, John se aferró a las prendas de su mejor amigo y lloró en su hombro, no le importó que algunas personas los vieran de forma extraña, Richard era su soporte, abrazaba su espalda para evitar que cayera al suelo, no lo soltaría por nada del mundo, temía perderlo, que sintiera que estaba sólo y que no sería apoyado.

change ; mclennonWhere stories live. Discover now