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Un pequeño quejido salió por los labios del de pestañas rizadas, y es que estaba durmiendo sobre su brazo como apoyo de todo su cuerpo, que gracias a que ya no llevaba el yeso su recuperación era mucho más lenta y le dolía un poco. Una sonrisa ahora se había dibujado en su rostro cuando vio a su novio levantarse de golpe en su lugar, apoyando su peso en su codo y con los ojos semi cerrados, aún un poco dormido.

—¿Estás bien? —preguntó arrastrando las palabras.

—Sí, mucho mejor. —y le sonrió suavemente, luego John regresó a su posición donde estaba acostado por completo en el colchón, observándolo.

—¿Recuerdas algo de la fiesta? Ayer te dieron ciertas cosas que te hicieron drogarte. —le preguntó al muchacho, que no tardó en asentir cabizbajo.

—Lamento haberme comportado así ayer, te arruiné la fiesta... —se disculpó, escondiendo su rostro en su cuello, recordando con vergüenza su comportamiento.

—No tienes que disculparte Paulie, a mí me gustó estar contigo. —sus dedos se dirigieron casi por instinto bajo su camiseta, justamente la zona de su espalda, sabía que al chico le gustaban las caricias allí.

—Quiero golpear a Richard y a Pete. —murmuró molesto.

—Yo también. —concordó risueño.

Se quedaron unos minutos más recostados en la cama, estaban cómodos, sus piernas estaban enredadas entre ellas y sus cuerpos estaban tan pegados que a penas podía verse un pequeño espacio entre ellos. La cortina media cerrada no era capaz de ocultar los pequeños rayitos de sol que querían infiltrarse en la habitación, aquello era el indicador de que había amanecido hace no mucho tiempo.
Paul había llevado un cambio de ropa completo, por lo que sólo tenía ganas de cambiarse cuando decidieron dejar la cama, pues se sentía sucio, había utilizado lo que llevaba puesto el día anterior y toda la noche para dormir.

—John, ¿a Stuart no le molestará si utilizo su baño? Quiero ducharme. —preguntó, mientras abría las cortinas de la habitación, dejando entrar la luz por completo. Le avergonzaba un poco preguntar por aquello dado a que no estaba en su casa y no era su baño, pero realmente necesitaba una ducha.

—Claro que no, puedo acompañarte si quieres. —contestó con un tono sugerente pero no del todo serio al final, observando a su novio de espaldas cerca de la ventana, buscando ropa en su mochila que había dejado allí el día anterior.

—Está bien, pero con ropa interior. —murmuró en respuesta, realmente no le importaba estar en ese espacio reducido junto a John, mientras hubiese tela de por medio, claro.

Lennon no se esperó esa respuesta, ¿Paul de verdad había accedido a eso? Bueno, sería con ropa y tal vez sólo jugarían allí, su novio era realmente tímido en ese aspecto y él no tenía problemas con aquello.

—Como quieras Paulie —y le sonrió.— sígueme, sé donde está.

Paul caminó detrás del chico que lo llevaba por los pasillos de la inmensa casa, contó en total unas seis puertas en el piso donde estaban, y una de ellas era correspondiente a la del baño. Sorprendido observó lo grande que era adentro, ¡hasta había un maldito jacuzzi ahí! La tina era lo suficientemente grande como para recostarse incluso, por lo que no habría problema alguno en meterse ahí junto al castaño. John estiró su brazo en dirección a la llave del agua caliente para abrirla y la retiró con rapidez para evitar mojarse el brazo, haciendo reír a Paul ya que era algo que siempre hacía y que no tenía sentido, pues se empaparía después de todas formas cuando se metiera allí.

El mayor no tardó en quitarse la ropa, lanzando su camiseta en cualquier dirección al igual que sus pantalones, Paul lo imitó, sólo que dejó su ropa doblada sobre un estante cercano. La pequeña cicatriz ubicada en el bajo abdomen de John se llevó su atención, era atractiva a la vista, él aún tenía la pinta de un chico malo y eso le gustaba en cierto sentido, su novio aún era algo rudo con las personas de la escuela, pero con él se comportaba como un dulce angelito.

change ; mclennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora