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Se sentía débil, la cabeza le daba vueltas y no entendía el porqué, estaba perfectamente bien jugando basketball con su novio cuando cayó de la nada, podía recordar a la perfección que se había desmayado, ¿habría sido el esfuerzo físico? ¿O tal vez simplemente estaba muy cansado? Pues en la mañana ya se sentía con un poco de sueño, aún así, quería creer que era por ese motivo y no por otro.
Sus ojos se abrieron con lentitud y observó la habitación en la que se encontraba, estaba recostado en la camilla de la enfermería del gimnasio, a su lado habían unas cuantas sillas, pudo ver a sus amigos sentados allí, sus rostros mostraban la preocupación con facilidad.

—¿John? —fue la primera palabra que salió de sus labios, con la voz baja.

—¿Paul? —El chico se levantó con rapidez de su asiento y se acomodó a su lado, el menor tenía los ojos entrecerrados tal vez por la molesta luz y porque recién despertaba.

—¡Enfermera ya despertó! —exclamó George preocupado, una mujer joven apareció de inmediato en el lugar.

—¿Te sientes bien? —quiso saber, acercándose a su lado pero a una distancia prudente.

—¿Por qué ocurrió? —preguntó con un tono suave haciendo referencia a su desmayo, sintiéndose un poquito mejor cuando John tomó su mano izquierda entre las suyas.

—Las personas suelen desmayarse por muchos motivos; mala alimentación, cansancio, enfermedades, etcétera. —explicó, el chico asintió con lentitud.

—¿Le pasará otra vez? —fue Richard esta vez quien preguntó, preocupado.

—No lo sé muchacho —le contestó al de ojos azules, para luego volver a dirigirse a Paul.— pero si presentas síntomas no comunes o vuelves a sufrir un desmayo, te recomiendo ir al hospital, yo no puedo ayudarte mucho ya que sólo soy una enfermera escolar.

—Muchas gracias. —agradeció McCartney, ella le sonrió y salió de la habitación.

—¿Quieres que te lleve a casa? —John pasó sus dedos por su rostro en forma de caricia, haciéndolo sonreír suavemente.

—No te preocupes John, y lamento interrumpir tu práctica. —murmuró triste, John besó su mejilla sin importarle que sus amigos estuviesen ahí, de todas formas ya lo sabían.

—Eso no importa, el entrenador dijo que pondría una observación positiva en mi informe personal por llevarte hasta la enfermería y acompañerte todo el tiempo. —Paul rió suavemente, contagiando a John.

—Okay Richard, otra vez sobramos. —George habló, el chico de cabello liso asintió.

—¿Nos vamos? —le preguntó en voz alta a Harrison, en el fondo queriendo llamar la atención de los otros, que no le habían puesto ni un ojo encima.

—Nos vamos. —contestó el menor de los cuatro y se marcharon con lentitud, volteando en todo momento para ver si esos dos estaban al tanto o no.

Fueron totalmente ignorados por ambos y regresaron a la cancha, Richard a la práctica y George a las gradas, sus amigos eran definitivamente los peores.

—Tu papá me cortará el pene. —Paul soltó una carcajada ante lo que dicho.

—No seas dramático, él no es así. —John logró calmarse ante sus palabras, aún así, no dejaba de temerle a Jim.

—¿Le dirás lo que ocurrió? —quiso saber, preocupado por su bienestar.

—Supongo que es lo mejor, ¿no? Últimamente me he sentido muy cansado y no sé el motivo, quiero creer que es porque he dormido menos. —la preocupación por su estado de salud era evidente, si bien no le prestó atención al inicio, ahora definitivamente debía hacerlo.

change ; mclennonWhere stories live. Discover now