CAPÍTULO 3

59 7 68
                                    

Después de pelear durante varios minutos y acabar todas rodando por el suelo, decidimos que es la hora de comer. Las únicas que sabemos cocinar somos Paula y yo, y aunque venga cansada de conducir el hambre que tengo me hace ponerme en marcha, son casi las cuatro de la tarde y la última comida que he hecho ha sido hace unas cuatro horas mínimo. Lo mejor que se me ocurre para cocinar son unos macarrones con salsa de tomate y queso rallado, fácil y rico. Se lo comento a Paula y ella parece que está de acuerdo. Las demás han puesto la música a tope y están bailando delante del sofá, es un bungalow grande pero con seis personas está abarrotado. Les pedimos por favor si pueden esperar a que esté la comida hecha en el n. º 27, a regañadientes conseguimos que se vayan y nos quedamos en silencio. Es el primer momento que tengo de tranquilidad en todo el día, aunque no dura mucho debido a que a Paula se le cae la olla desde la estantería de arriba y forma un escándalo impresionante. Me levanto para ayudarla a recoger y preparamos rápido la olla y la pasta.

—Ivette me acabo de dar cuenta de que no tenemos pan.—me mira y ya sé lo que me va a decir—¿Podrías ir a comprar dos barras al supermercado del camping? De mientras yo puedo acabar de cocinar la comida...

—¡Claro! Dame un momento—le sonrió aunque no me apetece nada salir afuera, estamos en pleno Julio, ahí fuera los termómetros superan los treinta y cinco grados.

Le pregunto si nos hace falta algo más y me dispongo a salir, decido coger una gorra, ya que hace muchísimo Sol. De camino al super me cruzo a varios extranjeros, un par de ellos parecen italianos, ya que me ha parecido escuchar un "Ciao bello", a lo que he respondido con un simple "hola", ya que no quería hacer el ridículo. He tenido suerte y el breve trayecto está cubierto por varios árboles, los cuales han creado una sombra muy agradable. Estas vacaciones están siendo las más calurosas desde hace varios años, no sé si sentirme emocionada o disgustada respecto a ello, intentaré mirarlo positivamente pensando que me puedo poner más morena.

Una vez estoy delante de la tienda me dispongo a entrar cuando de repente me pasa una abeja por al lado y casi me mata del susto, me recompongo e intento calmarme.

—Ivette es una simple abeja, ¿Qué te pasa? —digo para mis adentros.

Me paso una mano por el moño y noto que varios pelitos se han soltado, llevo desde las seis de la mañana con este peinado, no me quiero ni imaginar la cara que debo tener ahora mismo. Sin darle más vueltas empujo la puerta de cristal que da paso a la tienda, al entrar suena un sonido adorable de una campanilla. Miro hacia arriba y veo un bonito detalle de cristal de colores en forma de hadas y varias florecitas, me parece adorable.

—¿Te gusta eh?—me doy la vuelta y veo a un chico de ojos verdes y pelo castaño observándome.

—Sí la verdad es que es muy bonito...Me ha llamado la atención el sonidito que ha hecho al abrir la puerta.—no es un chico muy alto, es más, es de mi altura, ya que no debe pasar del uno setenta.

—¿Qué te trae por aquí?—entonces recuerdo a por lo que he venido, suelo ser muy distraída y me olvido de las cosas, soy un desastre...

—He venido a por dos barras de pan, es nuestro primer día aquí y no sabemos muy bien como funciona esto, acabamos de llegar.—Creo que le he dado más información de la que necesitaba pero no parece importarle, se ve un chico agradable.

—Tres cosas, en primer lugar ¡Bienvenida!¿Con quién te alojas? Si no es mucho entrometerme claro...—Se ha puesto rojo, que mono.

—No tranquilo, he venido con cinco amigas más, nos alojamos en los bungalows 27 y 28. Tenemos planeado quedarnos por aquí un mes.

—¡Wow, chicas al poder supongo! —Suelta una carcajada y yo también me río, creo que este chico le caería bien a las demás.

—Sí bueno... No quiero parecer borde pero las chicas se están muriendo de hambre y aún no sé nada del pan...—me obligo a reírme un poco para no hacerle sentir incómodo, ha sido muy amable conmigo para haber acabado de conocerme.

Well... why not?Where stories live. Discover now