CAPÍTULO 14

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—¿Cómo tú por aquí?— No tenía planeado volvérmelo a encontrar, no hasta dentro de un tiempo. Quién diría que me volvería a cruzar con aquel chico amable que me ayudó, y más aún en medio de un aeropuerto.

—Eso mismo te digo —le respondo a la vez que lo abrazo. Él al separarse baja la mirada hacia su delantal y añade

—¿A ti qué te parece? —da una vuelta sobre si mismo e imita una sonrisa de anuncio, no puedo evitar reírme.

—Creo que has venido a traerme mi frappuccino mocca blanco — extiendo mis manos hacia la bandeja dando a entender que quiero cogerla.

—¿Vas a desayunar aquí? —dice con tono intrigado

—Tenía otros planes, pero como me ha entrado hambre de repente, he decidido que sí. — Él alegra la cara y veo como le hace un gesto a la chica que me ha atendido antes.

—Noélie! —la chica se gira de repente —Je vais prendre mon petit déjeuner maintenant —la chica me mira de arriba a abajo y no pone muy buena cara —et je vais profiter de mon temps de repos.

—Comme tu veux —dicho esto se gira y vuelve a prestarle atención a la humeante máquina de hacer café.

—Le he dicho que me voy a tomar la hora libre —me guiña el ojo y me acompaña a una mesa más apartada. El local es una auténtica preciosidad, está todo decorado rústicamente y tiene varios objetos en tonos pastel. Adrien me dice que espere un momento, que va a por su desayuno y vuelve.

Espero un par de minutos sola hasta que veo que aparece, ya sin el delantal y con una bandeja. Me parece observar que lleva un cruasán y una gran taza, tienen muy buena pinta.

Empezamos a comer y me explica que lleva trabajando cerca de un año en este Starbucks a la vez que en el karaoke. Su razón principal es porqué está estudiando medicina y si no fuera por ese sueldo extra no se lo podría permitir. Me cuenta también que su ilusión desde niño siempre ha sido curar a las personas y poder salvar vidas. Me pregunta por qué estoy en un aeropuerto si no tengo planeado coger ningún vuelo y le explico por encima la situación que ha pasado con María. Obviamente no le cuento ningún detalle, ya que respeto la privacidad de mi amiga, él me da sus condolencias y acto seguido aparece de nuevo la camarera.

—Adrien en cinq minutes, ton quart de travail commence —dicho esto gira sobre sus talones y desaparece por detrás de lo que supongo que es la puerta de acceso a la cocina. Lo miro con una ceja enarcada y me dice

—Es mi superior... Solo quiere lo mejor para la cafetería —asiento y esbozo una sonrisa.

Él tiene que volver al trabajo y yo debería volver con las chicas. Nos despedimos con un abrazo y me aconseja que me pase más a menudo. Supongo que reconsideraré esa idea, ya que me parece un buen amigo.

En cuanto pongo un pie fuera del aeropuerto llamo a un taxi y en menos de un minuto estoy de camino al camping. Me paso el viaje escuchando música y admirando el paisaje, es una sensación muy relajante. El trayecto se me hace muy corto y sin darme cuenta me estoy despidiendo de aquel conductor y viendo de nuevo el cartel que se ha vuelto tan familiar en la última semana.

Durante el viaje me han llegado varios mensajes de las chicas preguntándome el por qué de mi ausencia, he decidido esperar a verlas en persona para explicárselo. Les he mencionado mi reencuentro con el camarero y se han vuelto todas locas, he tenido que poner el móvil en modo avión de la cantidad de mensajes que he recibido.

Sé que en cuanto llegue al bungalow seré bombardeada con todo tipo de preguntas, solo espero que entiendan los motivos de María y que la apoyen como hemos hecho siempre.

Well... why not?Where stories live. Discover now