CAPÍTULO 30

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Tengo delante de mí a Lucía con una sudadera que le llega por las rodillas, el pelo recogido en un moño y sus zapatillas en la mano.

—Me tenías preocupada —digo mientras me acerco a ella y la abrazo. Empujo la puerta para dejarla pasar y ella deja en el sofá lo que llevaba en brazos.

—Perdón, te quería llamar para avisar de que íbamos a llegar tarde, pero no tenía cobertura. —Se deshace el moño y se peina el pelo con los dedos, parece bastante relajada.

—¿No tienes nada que contarme? —Digo esperando que me explique qué pasó la noche en la que yo no estaba y su situación actual con Daniel. Ella parece sorprendida y se gira hacia mí

—Pues nada importante —dice con una sonrisa, debe notar mi cara de incredulidad porque añade —bueno sí. —Se me acerca corriendo y me coge las dos manos para empezar a saltar y danzar.

—¿Entonces supongo que va todo bien, no? —Digo mientras giro en una especie de baile que se está inventando a cada segundo. Ella sonríe y se desploma encima de la cama.

—Mejor que bien, diría que perfecto. —Pongo los ojos en blanco y me siento a su lado, es de las personas más soñadoras que conozco. Me río al ver que está roja y le pregunto

—¿Me lo vas a explicar o qué? —Ella se incorpora y dice

—Prepárate

Me pregunta que si estoy segura de no querer esperar a mañana para que me lo cuente y yo insisto en que lo prefiero ahora. Me comienza a explicar cómo poco a poco ella y Daniel se han ido conociendo, desde el primer día que bajaron en aquella gasolinera en busca de productos para la regla, hasta hace unas noches mientras jugaban a verdad o atrevimiento.

Se ve que después de que Claudia y Zayn se besaran, Niall la retó a que se fuera con Daniel a dar una vuelta por la playa, los dos solos. Dice que al principio fue un poco incómodo, pero que gracias a las bromas que hacia él, ella pudo soltarse y estar a gusto. Empezaron a hablar sobre sus infancias y descubrieron que tenían mucho en común, aprovecharon la privacidad que tenían y pasada una hora decidieron volver. No sucedió nada más, pero Lucía dice que lo notó "extraño" y que no sabía a qué se debía, por lo que se le ocurrió una idea: Fingir que estaba cansada y que se iba a dormir para ver si Daniel se ofrecía a acompañarla y como era de esperar, este lo hizo.

El camino de vuelta se les hizo muy corto y llegaron a nuestro bungalow, al ser tan tarde ella tenía frío y Daniel le prestó su sudadera. Se la puso y le dio las gracias, él se acercó, dejando sus labios a tan solo unos centímetros. Al ver que Lucía no retrocedía Daniel inclinó la cabeza y entonces la besó, no fue un beso brusco pero tampoco tímido. Al separarse ella estaba muy cohibida como para seguir hablando, por eso le deseó las buenas noches y se fue.

—Después de eso entré a nuestro bungalow y me fui hacia tu cama para contarte lo que acababa de pasar —dice emocionada —pero al ver que estabas tan dormida me dio pena despertarte y dije, mañana se lo cuento.

—Pero no encontraste el momento —digo y ella asiente

—Aunque hay más —dice

—¿Cómo que más? —¿Me está diciendo que ha besado a Daniel y que no nos lo ha contado, y que encima hay más? No sé de dónde han sacado el tiempo, porque hemos estado todos juntos casi siempre.

—¿Recuerdas hace dos días el accidente de Claudia? —Asiento confundida y digo

—Claro, pero... ¿Eso qué tiene que ver? —Ella se lleva las manos a la cara y dice

—Es que me da mucha vergüenza... —La abrazo y digo

—Tranquila, te escucho. —Ella parece convencida y me lo explica

Well... why not?Where stories live. Discover now