CAPÍTULO 12

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Lo último que recuerdo de ayer es estar abrazando a Lucía y ver como se dormía, las camas no son de gran tamaño y debido a eso me fui a su cama para estar más cómoda. Levanto la vista y efectivamente estoy en su sitio, me he debido destapar durante la noche, ya que la sábana está tirada en el suelo. Me estiro y noto un olor inusual, desciendo la mirada hacia mi vientre y no puedo creer lo que veo. Parece ser que ayer se me olvidó devolverle la sudadera a Liam, toco con mis manos la tela y es muy suave, creo que es de algodón. Sujeto el cuello de la sudadera y no puedo evitar acercar la nariz, ese característico olor vuelve a inundar mis fosas nasales, suspiro y me dejo caer otra vez sobre la cama.

Me permito repasar el día anterior con todo detalle: cuando Lucía se tropezó con Niall, cuando estuvimos cantando en el autocar, me entra un escalofrío cuando recuerdo lo fría que estaba ayer el agua. Me viene a la cabeza el momento de la despedida, ver a los chicos marcharse y desaparecer entre los árboles. Decido entrar a Twitter para ver si alguno ha publicado algo y me decepciono al ver que no es así.

—Ivette basta ya, esto es deprimente—digo en voz alta

Me he levantado de la cama y veo como Estela y Lucía siguen durmiendo, lo único que me apetece es quedarme en la cama todo el día pero me obligo a salir a hacer deporte. Sin hacer mucho ruido me desvisto y guardo cuidadosamente mi ropa en un cajón. Decido que me voy a poner unas mallas y una camiseta de tirantes, en cuanto salgo del bungalow el aire frío golpea mi cara. Me sorprende la temperatura que hace, ayer me fui a dormir bastante tarde por lo que esperaba que ya casi fuera mediodía y el Sol calentara con fuerza. Saco mi móvil del bolsillo trasero y miro el reloj digital, las nueve y media. ¿Solo he dormido cinco horas? No entiendo por qué me he despertado tan pronto y me arrepiento de no haberme quedado en la cama.

Me pongo en marcha y me dirijo hacía la ruta de la playa, para bajar a la cala paso por delante del aparcamiento y puedo comprobar que el gran autocar no está. Sigo corriendo y al pasar por el camino de piedra me vienen a la cabeza las imágenes de Lucía dando su sprint final y la cara de shock de Paula. No puedo evitar reírme y a la vez sentir pena, he venido para distraerme de mis pensamientos y aquí estoy de nuevo recordando.

Sigo corriendo un rato más y me cruzo a varias personas, entre ellas una pareja de viejitos adorable, les saludo educadamente y ellos me sonríen. Pocos minutos después me doy cuenta de que estoy bastante cansada y decido volver.

Al llegar siguen sin haber signos de que alguna se haya levantado, por eso cojor mi neceser de la ducha y me dirijo hacia los baños comunitarios. Después de una buena ducha de agua caliente me empiezan a rugir las tripas y creo que este es un buen momento para desayunar.

Lo primero que hago es tender las toallas y echar a la cesta la ropa sucia, comienzo a preparar el desayuno y en pocos minutos ya está terminado. Me cuesta horrores levantar a las demás, tardo veinte minutos en conseguir que se sienten todas a desayunar y una vez en la mesa Claudia añade

—Estoy deseando ver a los chicos, ¿Sabéis cuando van a venir? —ella, Estela y María parecen emocionadas, en cambio Lucía, Paula y yo guardamos silencio

—¿Qué pasa? ¿Os ha comido la lengua el gato o qué? —no sé como decir lo que pasó anoche sin que a Claudia le dé un ataque.

—Eh... Chicas os tenemos que decir algo... —empiezo a decir

—No me digas, seguro os ligasteis a alguno y ni estábamos presentes —dice divertida, me sabe muy mal por ellas así que decido contarselo antes de que empiece a fantasear.

—Los chicos se han ido. —Digo y automáticamente les cambia la cara a las tres

—¿Cómo? —Estela se adelanta

Well... why not?Where stories live. Discover now