Capítulo 4

2.6K 236 12
                                    

Mi mente entra en pánico, hasta ahora me estoy dando cuenta de la situación en la que me estoy metiendo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mi mente entra en pánico, hasta ahora me estoy dando cuenta de la situación en la que me estoy metiendo. Es un completo desconocido, lo conocí ayer, solo sé que es dueño de un restaurante, tiene una hija, un cachorro y me está invitando a comer con el ¡Absolutamente no, Camille! No puedes ir por la vida confiando en cualquier persona que se te cruce al frente ¡Ya lo hemos hablado! No tienes cuatro años.

—Creo que esto se está saliendo de control —dejo ir una risa nerviosa—. Mañana debo trabajar muy temprano y no creo correcto ir a tu casa a cenar, de verdad lo siento.

Lo observo y por un momento puedo creer que se decepciona, luego su cara cambia y asiente.

—Lo entiendo —se toma la cara con ambas manos—. No quise incomodarte o algo parecido. Lo lamento, Camille.

—¡Oh! No te preocupes. Estoy bien —le doy una sonrisa forzada. Por supuesto que no estoy bien.

—Te llevo a tu casa, lo lamento —aprieta sus labios. Entramos a su auto y lo pone en marcha.

Durante el camino suena la radio de fondo, el ambiente se ha tornado incómodo y ninguno de los dos desea hablar por temor a meter más la pata. Llegamos finalmente a mi edificio, pude sentir que el camino fue eterno. Trato de que Kim se baje rápido del vehículo, pero esta no cede.

—Kim vamos, estoy cansada. Ya estamos en casa —trato de llamarla y sigue aferrada a Malik.

—Te lo dije, se han enamorado —noto diversión en su voz.

—Pero puede verlo otro día, las niñas tienen que ir a dormir —coloco mis manos como jarra a cada lado de mi cintura.

—Malik —lo llama—, ven amigo.

Este levanta su cabeza y continúa acostado al lado de mi cachorra. Me exaspero e intento halar a Kim, por primera vez veo como me muestra sus afiliados dientes y yo me asusto al principio, luego mi humor comienza a empeorar.

—Tú a mí no me muestras los colmillos, me haces el favor y te vienes conmigo porque es hora de irse a casa —mi tono de voz es muy serio, nunca lo había aplicado con ella.

Noto que su mirada se coloca triste y la culpa se refleja en ella. Por segunda vez acerco mis manos a su cuerpo y cede. Suspiro cansada.

—Lo siento Nicholas, no quise causar problemas —miro al frente.

—No tienes que disculparte, no pasa nada —hace un gesto con su mano— ¡Qué pases buenas noches! —sonríe sin mostrar los dientes.

—Y tú que tengas buen provecho con tu hija —cierro la puerta del carro y cuando estoy a punto de abrir la puerta, Nicholas me llama.

—¿Me darías tu número de teléfono? Para estar en contacto por el asunto del restaurante.

—Por supuesto —mi ánimo sube un poco.

Amor entre Bodas © (#1) ✔️Where stories live. Discover now