Camille Rotford es una importante organizadora de bodas, conocida en una pequeña ciudad de Australia. Sin importar el corto tiempo que a esta mujer le dan, crea las mas asombrosas bodas que podrán ver en sus vidas.
Lo mas irónico es, que Camille no...
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Luego de permaneces un rato largo en silencio, Derek decide romperlo.
—Así que, tu papá se llama Rick... —me comenta pensativo mi acompañante por lo que ambos acabamos de descubrir.
—Y tu mamá se llamaba Moon —me muerdo el labio—. Un nombre muy único —intento disipar la tensión.
—Sí, bastante único.
Ambos íbamos andando y nos detenemos justo en donde me había dejado Richard, quien aún no aparecía. Derek tiene plasmado en su bronceado rostro una expresión llena de desconcierto.
—Nuestros padres fueron pareja —expresa lo que ya había quedado claro en esa cueva, saboreando las palabras.
—Es extraño como todo nos llevó a esto.
—¿Destino? —pregunta— Oh, cierto que tu no crees en eso.
—Sea lo que nos haya traído a esta verdad, me dejó muy impresionada.
—Somos dos —desordena su cabello amarillo.
—Al menos tengo la tranquilidad de conocer la verdad, tus palabras habían vagado por mi mente durante bastante tiempo.
—Sí. Me llamó la atención cuando tu amigo comentó que te gustan las estrellas, por eso, no dudé ni un segundo en darte la tabla de surf de mi madre. En un principio no sabía quién eras y tu mucho menos sabías quién era yo —ríe—. Luego vi una fotografía tuya gracias a mi hermana, ella en serio quiere que seas la encargada de su boda. El resto de la historia solo salió de forma espontánea.
En mi cabeza, una diminuta voz me regaña por haber desconfiado de él. No me siento culpable, hay que tener nuestras prevenciones, pero siempre es bueno saber las intenciones reales de la persona y no ir con los ojos vendados sin saber muy bien quién es.
—Te agradezco por contarme la historia —le doy una leve sonrisa.
También tengo mucho que asimilar. Siempre tuve claro que mis padres tuvieron parejas antes de conocerse, pero no puedo evitar preguntarme si amó a esta mujer y si en algún momento la superó por completo.
A lo lejos escucho los pasos de Richard, indicándonos que comienza a acercarse y ambos vemos en su dirección. Derek me mira una última vez y agrega:
—Ya es hora que ambos nos vayamos. Me agradó compartir esto contigo. Estoy segura que tienes muchas preguntas al igual que yo, pero en este momento no tenemos como saberlo. Sin embargo, quería decirte algo con respecto a lo que hablamos mucho antes —hago un ademán para que continúe—... no permitas que los recuerdos llenos de luz, sean manchados con la sangre que te hicieron derramar las heridas del pasado. Sigue adelante y recuerda, no dejes que te hagan creer que cualquiera puede apagar tu luz.
Sus palabras me llegaron más de lo que cualquiera puede imaginar.
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