5 de octubre del 2019
Finalmente, la tan esperada boda de Erny y Mark es hoy.
Ellos son mis clientes favoritos, no tengo duda. Se mostraron muy colaboradores tanto ellos como la familia. Además, no fueron un dolor de cabeza sino todo lo contrario. Me siento muy feliz de haber sido quien organizara su boda y espero que, así como ellos, más parejas vengan dispuestas a celebrar su amor.
Mi asistente y yo comenzamos a entendernos, así que ambas estamos en el salón de festejos verificando que todo lo que la pareja pidió esté en perfecto orden.
—¡Quedó muy hermoso todo, jefa! —comenta mi asistente viendo todo a su alrededor.
—Sí, así es. Hicimos un buen trabajo —sonrío de medio lado.
—¿A qué hora es la ceremonia?
—A las siete en punto —indico mientras reviso mi reloj—. Creo que podemos retirarnos para poder comer algo y estar listas a tiempo.
—Sí, señora —hace un saludo militar y se retira. Ruedo mis ojos divertida.
Me dirijo hasta mi auto y ella se va en el suyo. Respondo unos mensajes a Karin indicando que todo se encuentra bajo control y tomo camino hasta mi casa.
Termino de aplicar mascara de pestañas y observo mi reflejo en el espejo. Me veo igual de radiante que siempre. Sonrío por ello y camino en busca de mi bolso a juego con mi atuendo. Mi búsqueda se ve interrumpida por una llamada de Karin, contesto mientras observo a mi alrededor y un grito de pánico me deja aturdida.
—¿¡Qué te sucede, Karin!? —pregunto preocupada.
—¡Tenemos un código rojo! Repito: ¡tenemos un código rojo! —grita sin cesar y yo me comienzo a desesperar. Esto no significa nada bueno.
La decoración está derrumbada.
—¿Cómo que un código rojo? ¡Yo fui a revisar temprano la decoración y estaba en perfecto estado!
—¡No lo sé, Camille! Pero estamos en serios problemas.
—Ya voy para allá —le informo y termino la llamada.
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Amor entre Bodas © (#1) ✔️
RomanceCamille Rotford es una importante organizadora de bodas, conocida en una pequeña ciudad de Australia. Sin importar el corto tiempo que a esta mujer le dan, crea las mas asombrosas bodas que podrán ver en sus vidas. Lo mas irónico es, que Camille no...