Camille Rotford es una importante organizadora de bodas, conocida en una pequeña ciudad de Australia. Sin importar el corto tiempo que a esta mujer le dan, crea las mas asombrosas bodas que podrán ver en sus vidas.
Lo mas irónico es, que Camille no...
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«Las escaleras inclinadas y oscuras vuelven a aparecer en mi visión, las reconozco de inmediato causando que mi respiración se vuelva irregular. Decido correr en dirección contraria a las escaleras y choco con una puerta cerrada con candado. Las lágrimas adornan mi rostro y me ordeno calmarme. Me tenía que arriesgar y correr hasta llegar al fondo de estas aterradoras escaleras.
Apresuro el paso e intento que las lágrimas no me impidan ver. El vestido se enreda entre mis piernas así que rompo la tela para movilizarme con facilidad. Lo que no esperaba era que el rasgado sonara en todo el lugar. Mi respiración se paraliza al escuchar que algo se mueve muy cerca de mí, comienzo a saltar los escalones lo más rápido que puedo.
No sabía dónde había dejado mis zapatos, iba descalza y mis pies ya empezaban a doler por la cantidad de objetos pegados a mi talón y planta del pie.
—Millie... —susurran en mi nuca, erizando mi piel.
Al voltearme la figura hace un ligero movimiento y mi cuerpo cae hacia atrás, siento que toda gira en cámara lenta y mi espalda choca contra las baldosas. Mi cabeza se golpea, pero logro ver la cabellera rubia por encima de la oscuridad, ayudándome a reconocer a mi victimario.
Mi cuerpo rueda varias veces hasta que siento liquido alrededor de mi cuerpo. Sin darme oportunidad de buscar aire, la figura me hunde hacia el agua que rodeaba el final de las escaleras. Muevo mis manos para defenderme e intentar salir en busca de aire, pero es inútil.
Mis pulmones pierden el aire y el agua se cuela por todo el organismo. Dentro de poco perderé la consciencia.»
5 de octubre del 2019
Mi pecho se oprime, comienzo a sentir las familiares oleadas de pánico, aquellas que hace tiempo había dejado atrás. Mi respiración es agitada al igual que mi corazón. Todo comienzo a verlo nublado y siento que en cualquier momento me voy a morir, causando que mi pánico aumente mucho más.
—¿Camille? —escucho la voz preocupada a mi lado— ¡Camille! —le levanta y corre hasta colocarse a mi lado— Respira, cariño. Respira.
Busco aire mientras me repito una y otra vez que la pesadilla no fue real. Nicholas toma mi mano intentando traerme a la realidad y que mi cuerpo entienda que no se encuentra en peligro.
Cuando finalmente logro normalizar mi respiración Nicholas decide ir por agua y yo me siento lentamente. Aparto mechones de mi rostro mientras me abanico con mis manos. Muevo mi cuello y espalda tratando de liberar tensión, ordenándome mantener la calma.
—¿Ya te encuentras mejor? —me pregunta preocupado Nick mientras me entrega un vaso de vidrio con agua.
—Sí. Lo siento, Nick. Fue una horrenda pesadilla que me causó ese ataque de pánico.
