Camille Rotford es una importante organizadora de bodas, conocida en una pequeña ciudad de Australia. Sin importar el corto tiempo que a esta mujer le dan, crea las mas asombrosas bodas que podrán ver en sus vidas.
Lo mas irónico es, que Camille no...
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La lluvia chocaba contra los cristales de la ventana, parecía que el clima estaba muy enfadado o quizás triste, igual a como me estaba sintiendo en este preciso instante.
Recién había llegado a esta desconocida ciudad, aquella que tanto me nombró papá. Estaba sentada en el sofá, con lágrimas adornando mi rostro, mientras veía las nubes grises a mi alrededor. Así lo sentía. Como si la vida fuera gris y todo estuviera tronando sin cesar. Estábamos a finales de noviembre, pero el clima parecía que le gustaba sincronizarse con mis emociones, tornando el ambiente más triste de lo que es.
Hoy, luego de varios días, me tocó salir de estas cuatro paredes y por poco presento un ataque de pánico, debido a la desconfianza que todas las personas me transmitían. Podía sentir miradas llenas de extrañeza o burla, al notarme perdida. Si chocaba contra alguien, automáticamente mi mente me enviaba señales de alerta, porque podían dañarme. No me disculpaba, solo huía.
Desde que llegué, me había encargado de arreglar las pocas posesiones que logré traerme en aquella maleta; además, me había mantenido buscando trabajos a través de mi computadora portátil y ya me habían hecho unas cuantas entrevistas por este medio, hasta que hoy, pidieron mi presencia en la empresa donde parecían tener interés por mi currículum. El puesto no estaba relacionado con lo que he estudiado y preparado, pero en este momento todo trabajo que encuentre, para mí está bien. Mis ahorros no me van a durar toda la vida.
El problema estuvo cuando comencé a hiperventilar y miraba a mi alrededor con desenfreno. Las personas que caminaban cerca de mí, me lanzaban vistazos como a un bicho raro. Solo una persona fue capaz de acercarse a mí y preguntarme si todo iba bien, me ayudó a sentarme y compartió conmigo técnicas de respiración que lograron calmarme un poco.
La mujer era muy agradable, aunque al principio estuve a punto de salir corriendo creyendo que iba a hacerme daño. ¡Qué equivocada estaba!
No fui a la entrevista, sino que me vine corriendo a mi nuevo hogar para poder liberar y descargar el malestar que este día me proporcionó. Tengo miedo de no poder salir con seguridad. Tengo miedo de que la Camille de antes, no regrese. Y tengo miedo de que Megan, me haya roto completamente.
Las lágrimas vuelven a brotar de mis ojos sin intenciones de parar. Los sollozos que dejó salir demuestran el dolor que he venido sufriendo todo este tiempo y que las sombras se han apoderado de la mujer que había logrado formar: fuerte, decidida, independiente y segura de sí misma.
Ahora todo se trataba de lágrimas, inseguridades y una gran soledad a mi alrededor.
¿Lograré salir de esta?
¿Dejaré de sentir tanta soledad?
¿Parará de doler?
Tantas preguntas sin responder que atormentarán mimente durante toda la noche, sin intenciones de dejarme dormir.
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