Capítulo 38.

207 12 0
                                    

Capitulo 38. Últimos capítulos.

To me.

—¿Qué? —me tomé el cabello con una liga y lo miré fijamente.

—Cásate conmigo, Anadla.

—¿Por qué? —¿por qué?

—Porque te amo —me dice y me besa.

El beso se torna más caliente, pasa su mano de arriba abajo en mi cuerpo, introduce dos dedos en mi entrada sin avisar y solté un grito, Dios mío que bien se sentía.

—Te amo demasiado, Anadla —me dice mientras me deposita besos con pequeñas mordidas en todo el cuello.

Sus dedos entraban y salían de mí, soltaba gemidos, movía mis caderas con desesperación y el gruñía.

—Hazlo otra vez —me dice y repito, él se veía excitado. —Date la vuelta y alza tu precioso culo para mí—me ordena y obedezco.

Me sostengo con mis manos y rodillas en la cama, de repente siento como su lengua húmeda pasa por mis pliegues y me retuerzo del placer, no podría aguantar tanto en esta posición, así que recargué mi torso y mi cabeza en la cama, dejando completamente mi trasero en la cara de él.

—Nena, podría verte así todos los días y estaría agradecido siempre de tener ese precioso culo en mi cara —me dijo y reí. Dios, como lo amo. —Demonios.

—¿Qué es? —¿debería de empezar a sentir pena por estar en esta posición?

—Ya no tengo condones.

—Descuida, tomaré la pastilla —le dije.

—¿Lista? —me dice cuando desliza un dedo por mis pliegues, y asiento. —Pero antes, dime, ¿de quién eres?

Vuelve a introducir dos dedos en mi y los saca abruptamente, vuelve a repetir la misma acción y yo siento que es una tortura que jamás acabaría. —Tuya, toda tuya —le dije en un gemido.

Podía sentir que sonreía y sin avisar entro en mí, sus embestidas eran constantes, no paraba, y mientras me bombeaba con su miembro restregaba su dedo pulgar en mi clítoris en movimientos circulares, para eso él ya me tenía gritando de placer puro.

—¿De quién eres, kitten? —grito mientras me palmeaba el trasero.

—¡Ah! —grite.

—No te escucho —tuya...

—Tuya —me palmea de nuevo—, mierda, Georg —vuelve a palmearme el trasero ahora con más intensidad—, ¡tuya, maldita sea!

Dije eso y me tomó de las caderas tan fuerte que podía asegurar que sus uñas dejarían marcas en mi piel, me penetro fuertemente, me costaba respirar y abrir los ojos, me sentía extasiada. Di una ultima embestida cuando los dos llegamos al orgasmo al mismo tiempo.

—Creo que deberíamos hacerlo ya.

—¿Qué? —me toma un mechón de cabello y me ve.

—Casarnos —podía sentir como sonreía.

—¿Es un sí? —me pregunta y acuna mi rostro en sus gigantescas manos.

—Millones de sí.



—¿Qué? ¿Cuándo? —me abraza fuertemente y se ríe. —¡Que emoción, no puedo creerlo!

—En dos semanas.

—¿No es muy pronto? —su tono de voz era algo que esperaba, pero así era Ambu.

After to us. #SB2Where stories live. Discover now