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Betsy permaneció reservada toda la semana, no quería herir a su hermana, pero también sabía que no tenía la razón, había juzgado sin pensar, no solo a Natán sino que había dudado de ella y su carácter. Insinuó intenciones escondidas y a Betsy le resultaba terrible con solo pensarlo. Pasó los días encerrada en su habitación, no hablaba con Andrea excepto por necesidad y aunque a veces se moría por ir al cuarto de su hermana a charlar, el orgullo siempre la detenía.

Andrea pensó que el juego había llegado demasiado lejos. Tal vez debía disculparse con Natán y luego tendría las puertas abiertas para hacer las pases con su hermana. Pero el orgullo era más grande que todo el deseo que tenía de recuperar la confianza de Betsy.

Era un viernes por la tarde, Erick había llamado a su prometida para invitarla a un evento juvenil, Andrea aceptó encantada sin detenerse a analizar los detalles. Era imposible que sus padres la dejarán salir con su prometido, a solas y de noche.
Después de que Andrea se dio cuenta del percance, ya era demasiado tarde para cancelar la invitación. Tenía que hacer algo al respecto. Primero le rogó a su madre que la dejara ir, con la excusa de que no estarían solos y volverían temprano, pero su padre intervino y no salió como lo tenía planeado, solo quedaba algo más por hacer.

Betsy se levantó rápidamente de su escritorio cuando escuchó soñar la puerta. Andrea estaba nerviosa y sentía que se le escapaban las palabras que intentaba memorizar.
Betsy respiró profundo y cambió de inmediato la expresión de su rostro al verla frente a ella.

-Yo... solo quería-habló Andrea después de unos segundos.

-¿Sí?

-Quería saber si te gustaría acompañarme a un lugar.

-¿Qué lugar?

-Es un evento juvenil, Erick y su banda estarán tocando y quiere que esté ahí. Ya sabes cómo es papá, sobreprotector...

-¿Cuándo?-preguntó Betsy más relajada.

-Hoy en la noche. Si quieres... puedes pensarlo.

-Sí quiero-repondió sonriente.

Andrea se sintió victoriosa, podría acompañar a Erick y también había conseguido romper la barrera entre ella y su hermana.
Betsy no pensó más, ni se acordó por qué estaba molesta. Se vistió tan rápido como pudo y alisó su dorada cabellera. Estaba alegre y radiante, podría abarcar el mundo y hacerlo suyo, o simplemente ser feliz con la tierra que pisaba. Su hermana nunca la invitaba a ningún lugar al que saliera con Erick, prefería tener su momento y Betsy lo creía razonable. Por eso está vez le había resultado maravilloso que Andrea la tomara en cuenta.

A las seis en punto, Erick recogió a las hermanas y las llevó a un enorme salón de eventos, a media hora del pueblo. Era el más grande de los alrededores, dónde se realizaban conciertos o cualquier actividad importante, a veces congresos y eventos cristianos como era el caso.
Betsy y Andrea se acomodaron en las sillas de la esquina, en la primera fila. Erick ya había separado los asientos especialmente para ellas, estaba emocionado de igual manera, su futura esposa estaba ahí y era todo lo que podría pedir.

El evento comenzó con presentaciones de danza y teatro, luego Erick y su grupo subieron al escenario. Andrea aplaudía con energía y sin dejar de sonreír, Erick la miraba desde el escenario dando respuesta con su misma expresión.
Betsy observó alrededor, las decoraciones, las luces y las personas, mientras se escuchaba de fondo las canciones de la banda. Mirando el escenario y a los que se presentaban, desvió su atención en el bajista del grupo. Era una cara familiar, pero no sabía de dónde, ni tenía idea quién era. Hizo memoria un buen rato y al término de la última canción logró recordar. La estación de tren, la hora, el desconocido.

Erick bajó del escenario con todo su grupo y se dirigió hasta las hermanas mientras el público aplaudía. Andrea lo abrazó fuertemente y lo felicitó al oído. Entre las luces y el ruido que empezaba a apaciguarse, la figura de Matías se hizo cada vez más visible frente a Betsy. Llevaba la misma bufanda del otro día y con un porte más escultural por el contraste de la iluminación.
Betsy repasó toda la historia y hasta el último momento que se volvía similar al presente. Una mirada que decía casi todo excepto las preguntas, una intención parecida y una palabra simple que quería ser más.

-Hola.

-Hola-Respondió Betsy, simulando una sonrisa.

Erick se volvió hacia ellos y se acercó.

-Les presento a Matías, un gran amigo.

Andrea miró atentamente e hizo un esfuerzo por recordar el rostro que venía.

-¿Matías?, ¿Te he visto antes?

-No lo creo, soy nuevo por aquí.

Betsy vaciló en su mente. Dudaba si realmente se trataba del desconocido de la estación o de alguien más.

-Sí, no lo creo-continuó Erick-él es del sur, hace solo una semana que vino.

Betsy estuvo segura está vez, en efecto se trataba de la misma persona, pero parecía como si él no quería que Erick supiera la verdad.

-Yo sí te he visto-dijo Betsy muy serena.

-¿A sí?-se extrañó Matías.-¿Dónde?

-En la estación, el otro día preguntaste la hora un par de veces.

-¿En serio?-preguntó Erick-él es siempre así, parece preocupado y como si el tren fuera a dejarlo.

-Claro-respondió Matías-de no ser por Betsy el tren me deja.

Betsy se extrañó de que él recordara su nombre, siendo que antes no quería hablar del día en la estación.

-Ella es Elizabeth, pero dile Betsy si quieres, le gusta más-siguió Erick muy simpático-y ella es Andrea, mi prometida.

-¿En serio?-sonrió Matías-tienes buena suerte, y tú Andrea, créeme que también la tienes.

-Gracias-respondió Andrea amable.

-Has atrapado a un gran hombre y estoy seguro que es porque lo mereces.

-Ya basta-interumpió Erick haciendo una mueca de aburrimiento.

Andrea se sentía elogiada y no tardó es darle confianza a Matías, después de todo era un buen amigo de su novio.

-Pues yo creo que él tiene razón-repicó-estoy de acuerdo.

Betsy notó que Andrea estaba muy conforme con los comentarios y que los aceptaba gustosa. Parecía extraño viniendo de ella, pero también confiaba en su experiencia y en como sabía juzgar a las personas falsas de las honestas o al menos lo pretendía.

Solo BetsyWhere stories live. Discover now