22

128 20 0
                                    

Natán mantuvo silencio para cuidar su propia integridad y la de ella. Si Betsy estaba dispuesta a hablar la dejaría hacerlo, pero no se sentía en derecho de cuestionar con preguntas.

Betsy se recostó contra el asiento y cerró los ojos durante todo el camino. Parecía que dormía, pero Natán estaba seguro de que no. Ella solamente quería olvidar la pena y llegar a casa lo antes posible.

Cuando estuvieron en el patio y el auto se detuvo, Natán salió primero y fue a abrir la puerta del lado de Betsy.

Ella salió en silencio y sin esperarlo Natán sintió sus brazos que lo rodeaban muy fuerte.

—Gracias—susurró.

Él respondió al abrazo y se sintió aliviado de que al menos hubiese entrado en calor. Betsy no quería soltarlo, por primera vez en ese día sentía seguridad de todos sus miedos. Comenzó a sollozar otra vez, pero no a causa de lo sucedido en el día, sino solamente por el rescate milagroso de aquel hombre.

Natán se soltó del abrazo y le tomó la cara para luego limpiarle las lágrimas que humedecían sus mejillas. Le acomodó el cabello detrás de la oreja y la miró a los ojos con la misma pena que probablemente ella estaba sintiendo.

—No llores Betsy—habló en voz baja.

Ella se recostó en su pecho tratando de calmarse y de detener el llanto. Él acaricio su cabello y dejó que se quedará ahí todo el tiempo que quisiera.

Escucharon la puerta que se abría y se alejaron el uno del otro inmediatamente.

—¿Betsy?—dijo Andrea desde la puerta.—¿Por qué vienes a esta hora?, ¿Dónde está Matías?

—Andrea...—respondió caminando hacia la casa.

—¿Por qué vienes con él?, ¿Qué pasó con Matías?

—Andrea, calla, ya estoy aquí.

—Estábamos preocupados, ¿por qué no llamaste?

Betsy subió las escaleras y se detuvo en la puerta cerca de su hermana. Dio media vuelta y miró a Natán que permanecía junto a su auto. No dijo nada, pero él le sonrió y con eso era suficiente.

—Betsy, responde. ¿Qué pasó?

—Calla Andrea—dijo alterada mientras entraba a la casa.—No quieras que te explique cuando tú misma ocultas cosas.

—¿Qué?

—¿O dirás qué es mentira?—la enfrentó —te parece poco la idea de enamorar a una chica solo por diversión. Eres complice de todo, no tengo por qué darte explicaciones.

—¿De qué hablas Betsy?

—Deja de meterte en mi vida Andrea, por una vez.—dijo y corrió hacia la habitación.

Betsy se tiró en la cama sin poder detenerse de llorar, ¿por qué Andrea confío en ese tonto?, ¿por qué ella misma había confiado?

Andrea entró en su habitación sin poder olvidar las recientes palabras de su hermana. “te parece poco la idea de enamorar a una chica solo por diversión”. Esa frase ya la había escuchado antes, ella misma la pronunció una vez. El día que Fernanda le confesó los planes que ella y su hermano tenían. La señora Elena Sevilla había traído sus nietos para pasar las vacaciones de verano juntos. Gilbert era el mayor y de la misma edad que Andrea. Comenzaron una relación a escondidas de todos. Lo que Andrea no sabía es que era todo una burla, un plan de Fernanda quién había convencido a su hermano para que enamorar a Andrea.

—Será divertido—dijo con malicia—verás si es tan santa como quiere demostrar.

Gilbert era callado e introvertido, le gustaba pasar el tiempo en videojuegos y libros, no salía a ninguna parte y parecía bueno e inocente. Andrea le confío su corazón y también su cuerpo ignorando todo lo que sus padres le habían enseñado.
Después de pasar una noche juntos, el chico desapareció y no se supo más de él. Cuando Andrea fue a preguntar por él, preocupada en incertidumbre, Fernanda quiso confesarle toda la verdad.

—¿Crees que era algo serio?—se burló.—Solo quería saber si eras tan romántica como cristiana, parece que lo comprobó.

Andrea quedó destrozada odiando al mundo, a Gilbert y a Fernanda, hasta entonces había reprimido todo su dolor, y no había podido recuperarse del error de fallarle a sus padres y a Dios. El único que conocía la historia era Erick, quien siempre había sido su apoyo incondicional. Pero las sombras la perseguían y no encontraba la paz de ninguna manera. Dio gracias cuando la familia completa se había retirado, no quería tener nada que ver con esa casa ni con nada relacionado a doña Elena Sevilla.

Solo quería proteger a su hermana, alejarla de cualquier situación que luego lamentara, ahora se preguntaba qué tan efectivo era su cuidado, si acaso sus decisiones también la afectarían o si la estaba más bien llevando a la boca del lobo.

Llamó a Erick para preguntar de Matías, pero este no le dio ninguna repuesta contundente, sólo aquello que ella ya sabía. Ambos se habían ido  a las montañas y debían regresar al anochecer, pero nada que le diera aclaración a sus dudas. No entendía nada de lo que pasaba con Betsy, ¿por qué de repente regresó más tarde de lo acordado, en el auto de Natán y sin nada para decir de Matías?

No quiso molestarla más, sus padres estaban durmiendo a esa hora y podrían darse cuenta haciendo más difícil la situación. Andrea no pudo conciliar el sueño esa noche con tantas preguntas sin responder, Betsy tampoco, dándole vueltas a lo vivído ese día de principio a fin, y del otro lado Natán se quedó despierto en la sala queriendo ir a ella y consolarla un poco más.

Solo BetsyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora