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El Matarreyes soltó una carcajada mientras observaba los tonos rosa pálido del alba en el cielo con deleite. Sara lo miró con recelo por unos momentos antes de virar la vista nuevamente hacia el río, lo más probable era que el hombre aún siguiera ebrio.
—Silencio —dijo Brienne.
Sara volteó nuevamente hacia su izquierda al escuchar aquella voz. El hombre contemplaba a Brienne como si quisiera gastar una broma sumamente cruel en ella, pero la chica parecía estar acostumbrada aquel tipo de miradas, pues siguió su haciendo su trabajo con los remos tranquilamente. Brienne se había pasado remando la mitad de la noche, sin mostrar síntomas de cansancio, cosa que no podía decirse de ser Cleos Frey, primo del Matarreyes, que llevaba el otro remo y continuaba negándose a cedérselo a Sara para que hiciera un turno.
—Mis señoras —dijo Jaime en voz alta poco después—, si me quitan estas cadenas ayudaré con los remos.
Ella lo miró frunciendo el ceño. Jaime Lannister llevaba esposas de hierro en las muñecas, y grilletes en los tobillos, unidos por una pesada cadena de un par de palmos de largo.
—Cualquiera diría que a Lady Catelyn no le basta mi palabra de Lannister — había bromeado mientras Sara lo encadenaba y aquello solo consiguió que Sara ajustara más los grilletes.
Decir que estaba furiosa por la confesión que acababa de confesar y por lo que estaba a punto de hacer era poco. Pero no veía otra opción. O al menos, eso era de lo que Lady Stark la había convencido cuando le explicó la parte que tomaba ella en su plan.
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Primero, tomó la espada larga de Brienne y puso la punta en el cuello del Matarreyes.
—Jura —le exigió al hombre—. Jura que nunca más empuñarás las armas contra los Stark o los Tully. Jura que obligarás a tu hermano a honrar su juramento de devolverme a mis hijas sanas y salvas. Júralo por tu honor de caballero, por tu honor de Lannister, por tu honor como hermano juramentado de la Guardia Real. Júralo por la vida de tu hermana, la de tu padre, la de tu hijo, por los dioses antiguos y los nuevos, y te mandaré de vuelta con tu hermana. Niégate, y veré manar tu sangre.
—Lo juro —respondió el hombre mientras miraba a Lady Catelyn a los ojos. Había respondido con tanta rapidez y facilidad que a Sara le pareció una promesa vana—. Juro que nunca empuñaré armas contra los Stark o lo Tully, le juro que sus hijas volverán sanas y salvas a Aguasdulces, Tyrion cumplirá su palabra, lo juro por mi honor como Lannister. Lo juro por mi honor como caballero y como hermano juramentado de la Guardia real. Lo juro por la vida de mi hermana, la de mi padre y la de mi rey. Lo juro por los dioses antiguos y los nuevos.
