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Theon y el Gran Jon habían atado al Matarreyes y lo arrastraban entre ambos. Sara los seguía junto con un gran grupo de hombres, sucios, con las armaduras y los escudos abollados, pero sonrientes por la victoria. Cuando llegaron a la cima de la ladera divisó a Lady Catelyn observando a Robb con el alivio de una madre que agradecía a los dioses que su hijo no hubiese muerto. Cuando se acercaron hasta ellos Theon y el Gran Jon tiraron al Matarreyes ante el caballo de Lady Catelyn.
—Lady Stark —dijo el Lannister de rodillas, alzando la cabeza. La sangre que manaba de uno de los cortes que le había hecho Sara en el cuero cabelludo y le corría por la mejilla. A pesar de eso la escasa luz del amanecer volvía a dar un matiz dorado a su pelo—. Le ofrecería mi espada, pero la he extraviado.
—No es su espada lo que quiero, Ser —replicó Lady Catelyn con frialdad—. Devuélvame a mi padre, a mi hermano Edmure. Devuélvame a mis hijas. Devuélvame a mi señor esposo.
—Me parece que a ellos también los he extraviado.
—Una lástima —replicó la mujer con tono gélido.
—¡Mátalo, Robb! —propuso Theon Greyjoy—. Córtale la cabeza.
—No —replicó su hermano con calma al tiempo que se quitaba el guante ensangrentado—. Nos resultará más útil vivo que muerto. Y mi señor padre nunca aprobó que se matara a los prisioneros después de la batalla.
—Un hombre sabio —dijo Jaime Lannister—. Y honorable.
—Llévenselo y encadénenlo —dijo Lady Catelyn.
—Hagan lo que ha dicho mi madre —ordenó Robb—, y Sara, venda sus heridas y asegúrate de que los guardias lo tengan bien vigilado en todo momento. Lord Karstark querrá ver su cabeza clavada en una pica.
A Sara no le agradaba la idea, pero cuando vio el rostro de su hermano supo que estaba recibiendo órdenes Robb, el señor de Invernalia; el comandante de guerra que había ganado una importante batalla. No le quedaba otra opción más que hacer lo que decía, además Ser Jaime era de noble cuna, lo cual le otorgaba más privilegios que a cualquier otro prisionero y si su hermano confiaba en ella como sanadora, no había más que decir.
—No te quepa duda —asintió el Gran Jon y luego la escoltó junto al Matarreyes a la tienda en donde se encontraban los instrumentos de sanación. — Iré por los grilletes y los guardias, ¿estarás bien, Sara?
—Sí — respondió mirando en dirección a Grey Wind, que los había seguido. Great Jon Umber asintió y luego salió de la tienda.
Sara rebuscó insumos en los estantes, pero no encontró mucho, estaban casi vacíos, tenia la certeza de que los demás sanadores debían de estar haciendo uso de ellos, pues la última vez que había echado una mirada al campo después de la batalla todos estaban allí, incluso comenzaban a llegar las hermanas silenciosas que le producían tanta curiosidad. Tomó el poco alcohol que quedaba y unas cuantas vendas de seda. Cuando se acercó a él, Jaime Lannister alzó los brazos e hizo un intento por cubrirse la cabeza.
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𝐖𝐎𝐋𝐕𝐄𝐍 𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌 || 𝐆𝐎𝐓
Fanfiction«¿𝘋𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘤𝘶á𝘯𝘥𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘣𝘢𝘭𝘭𝘦𝘳𝘦𝘴𝘤𝘢𝘴 𝘴𝘦 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘪𝘦𝘳𝘰𝘯 𝘵𝘢𝘯 𝘪𝘥í 𝘭𝘪𝘤𝘢𝘴? ¿𝘋𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘤𝘶á𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘩𝘰𝘯𝘰𝘳 𝘵𝘦 𝘰𝘣𝘭𝘪𝘨𝘢 𝘦𝘭𝘦𝘨𝘪𝘳 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘶𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘱𝘦𝘰𝘳...