14. THE RAINBOW GUARD

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Se reunieron antes del alba las escaleras del agua para despedir a Theon y Lord Mallister. Fue una despedida silenciosa y algo incómoda, pues ella hubiese deseado que su hermano envirara a alguien más a dialogar con Balon Greyjoy.

Theon miraba hacia atrás cuando en cuando desde su extremo de la barcaza, con esa típica sonrisa, que ahora a Sara le molestaba más que nunca; incluso más que aquella infinidad de veces que se había burlado de ella en el campo de tiro de Winterfell por no darle siquiera a la diana. Mientras pasaban justo debajo del rastrillo oxidado de la puerta del agua Theon se volvió para conversar con Lord Mallister y fue cuando por fin vio a Lady Catelyn fruncir los labios, tenía aquella mirada fría y rígida que siempre le había dirigido a su mellizo, pues a ella le habían tocado mucho peores. Cuando la barcaza llegó finalmente al Piedra caída se dejó llevar por la fuerte corriente del rio y salió de su rango de vista, la mujer miró a su hijo, Sara notó que quiso mantener esa expresión de dureza e indignación.

—No debiste enviar a Theon —le dijo y Sara no pudo más que estar de acuerdo.

La dama se alejó del lugar sin dejar que su hermano dijera una palabra. Por más que le hubiese gustado contrariarla no podía, no con eso. Pero no le dijo nada a Robb, no quería molestarlo más, el pobre ya tenía suficientes preocupaciones con la guerra y estaba segura de que otro argumento con su madre estaba por venir cuando por fin le dijera que la enviaría a negociar con Renly Baratheon, y peor aun cuando su hermano le mencionara que ella conformaba parte de la guardia que la escoltaría.

Pero estaba equivocada. Ese mismo día en la reunión del consejo se dio aviso de que Lady Catelyn y una comitiva partiría hacia Storm's End para llevar palabra a Renly Baratheon.

Algunos señores se oponían, pero al final no tuvieron opción ante la decisión de Robb. Su hermano se había convertido en un experto en lograr que los demás se plegaran a su voluntad. Había madurado tanto en tan poco tiempo, o quizás tenía todo que ver con la corona que llevaba en la cabeza; una réplica exacta, según las leyendas, de la corona que solían llevar los antiguos reyes del invierno: un aro abierto de cobre batido, con incisiones en forma de las runas de los primeros hombres, y por encima nueve púas de hierro negro labradas en forma de espadas. Nada de oro, plata ni piedras preciosas; los metales del invierno eran el bronce y el hierro, oscuros y fuertes para combatir contra el frío. Nadie sabía que había pasado con la corona original después de que Torrhen Stark se arrodillara ante Aegon el conquistador.

«Juramos lealtad a los dragones, y los dragones están todos muertos.» Resonó la voz de Greatjon Umber mientras observaba como su hermano se quitaba la corona de la cabeza y la dejaba en la mesa, frente a él. Después de unos momentos Olyvar Frey entró, tomo la corona y salió rápidamente de la habitación dejándolos solos.

𝐖𝐎𝐋𝐕𝐄𝐍 𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌 || 𝐆𝐎𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora