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El consejo se había apoderado del Gran Salón de Riverrun, como hacían casi cada tarde. Esta vez los guardias llevaron a un cautivo a la presencia de todos. Robb pidió su espada y Olyvar Frey se la ofreció con el puño por delante, luego la desenvainó y se la puso cruzada sobre las rodillas, a modo de amenaza evidente para todos.
—Alteza, aquí está el hombre que ha ordenado traer —anunció el capitán de la guardia Tully.
—¡Arrodíllate ante el Rey, Lannister! —gritó Theon Greyjoy, que estaba a su derecha, y enseguida el guardia obligó al prisionero a ponerse de rodillas.
Ser Cleos Frey era hijo de Lady Genna, hermana de Lord Tywin Lannister, pero carecía de la legendaria belleza de los Lannister, del cabello rubio y los ojos verdes. En lugar de eso había heredado los escasos rizos castaños, el mentón huidizo y el rostro enjuto de Ser Emmon Frey, alguno de los tantos hijos de Lord Walder. Tenía unos ojos claros y acuosos, y por lo visto era incapaz de no parpadear constantemente, aunque quizá se tratara sólo de la luz. Uno de los guardias le había contado que las celdas que había bajo Aguasdulces eran oscuras, húmedas y en los últimos días, estaban muy abarrotadas.
—En pie, Ser Cleos. —dijo Robb con voz gélida.
El caballero se puso en pie a toda prisa y se apartó con tal rapidez cuando Grey Wind se había acercado a olfatearlo, algunos de los presentes soltaron una carcajada ante sus acciones, parecía que todos en aquella sala habían captado en mismo hedor a miedo que el lobo.
—Muchas gracias, mi señor.
—Alteza — rugió el Gran Jon, que últimamente no toleraba que se hiciera el menor desaire al honor de su novísimo soberano.
—Alteza —se apresuró a corregirse Ser Cleos—. Le pido me disculpe.
No cabía duda, de que no había nada de Lannister en él. Su primo, el Matarreyes, se habría comportado de manera muy diferente, pues de los labios perfectos de Ser Jaime Lannister jamás habrían conseguido arrancar el título honorífico.
—Te he sacado de tu celda para que le lleves un mensaje a tu prima Cersei Lannister, en King's Landing —Vociferó Robb—. Viajarás bajo un estandarte de paz, y treinta de mis mejores hombres te darán escolta.
—Será para mí un honor llevar a la Reina el mensaje de Su Alteza. —El alivio de Ser Cleos era evidente.
—Quede claro que no te dejo libre —siguió su hermano—. Tu abuelo, Lord Walder, me ha dado su apoyo y el de la Casa Frey. Muchos de tus tíos y primos cabalgaron con nosotros en el Bosque Susurrante, pero en cambio, tú optaste por luchar bajo el estandarte del león. Eso te convierte en un Lannister, no en un Frey. Quiero que jures por tu honor de caballero que, tras entregar el mensaje, volverás con la respuesta de la Reina y seguirás siendo nuestro cautivo.
