28. THE WALLS OF HARRENHAL

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La Cabra quería montar un espectáculo con su llegada, de manera que los hicieron desmontar cuando aún estaban a casi media legua de las puertas de Harrenhal. Los tres caminaban a tropezones, codo con codo, tras el caballo rayado del qohoriense.  A Jaime le ataron una cuerda a la cintura, a ella y a Brienne, otra en torno a las muñecas, de manera que los extremos de las cuerdas iban a parar al pomo de la silla de Vargo Hoat. 

La cuerda dio un tirón y casi suelta un aullido de dolor al estirar el brazo, la herida que le había hecho los forajidos que mataron a Ser Cleos se le había infectado y supuraba, aunado al dolor que sentía en las costillas y piernas provocado por los golpes que le habían dado, cada paso que daba era un suplicio.

Cuando se aproximaron a las imponentes murallas del monstruoso castillo de Harren el Negro, Brienne le apretó el brazo a Jaime.

—Lord Bolton es ahora el señor de este castillo. —les dijo en voz baja

—Los Bolton son vasallos de los Stark. —respondió Sara sonando más preocupada que aliviada, pues estaba segura que Roose Bolton aprisionaría de nuevo a Jaime y los harían volver a Aguasdulces.

—Los Bolton despellejan a sus enemigos. —dijo Jaime tratando de recordar algo sobre la Casa Bolton. 

—Está prohibido desollar desde hace más de mil años—le aseguró ella, la historia de como los Stark se convirtieron en los reyes del invierno era una que todos los niños norteños sabían.—, cuando el último rey rojo se rindió ante Theon Stark para derrotar a los Argos Sietestrellas y los Ándalos en la Batalla del Río de las Lágrimas.

Jaime sonrió, pero conforme fueron observando el panorama una sonrisa de amargura apareció en su lugar. Las casas que se habían alzado junto a los muros estaban quemadas, reducidas a cenizas y a piedras ennegrecidas, y muchos hombres con sus monturas habían acampado recientemente a orillas del lago.

—¿Qué pasa? — preguntó Sara.

Jaime soltó una risa cínica y acortó sus pasos para aproximarse a ella.

—En ese lugar me arrodillé ante Aerys para prestarle juramento — dijo virando la mirada hacia el terreno desolado y Sara volteó.

—Parece que han excavado una letrina ahí —dijo Sara—. Ahora es una mierda, igual que tu honor.

La cuerda le dio un tirón que le provocó un fuerte ardor en las muñecas. A penas había caído en cuenta, ahí era donde lord Whent había celebrado su gran torneo en el año de la falsa primavera. El torneo en donde Rhaegar Targaryen había coronado a su tía Lyanna como Reina del amor y la Belleza en lugar de coronar a su esposa, la princesa Elia de Dorne. Aquel lugar estaba tan lleno de historia, tragedias y leyendas aterradoras que la Vieja Tata les contaba antes de dormir.

𝐖𝐎𝐋𝐕𝐄𝐍 𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌 || 𝐆𝐎𝐓Where stories live. Discover now