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Al abrir los ojos, la primer persona que vio fue a Deah; una joven doncella que en los últimos días se había encargado de ayudarla con sus tareas y necesidades, pues las lecciones del maestre Luwin se habían vuelto más demandantes y la habían dejado sin mucho tiempo para cumplir con otras obligaciones. Sara aun se sentía un poco mareada pero aun así intentó sentarse .
—¡Oh no! no te levantes— dijo Deah mientras corría a ayudarla. La tomó del brazo y la detuvo — tienes que tomarlo con tranquilidad, ¿entiendes?
Asintió confundida. Lo último que recordaba era que le sangraba la nariz, Jon señalando hacia la torre rota y toda esa gente reunida debajo de ella...
—¿Y Bran? — Preguntó con la esperanza de que todo fuera una pesadilla. Deah guardó silencio y tomó las manos de Sara; no sabía cómo decírselo. La chica se soltó rápidamente —¿Qué le pasó a mi hermano? ¡Dímelo! — gritó. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. La puerta se abrió a los pocos segundos y Robb entró.
—Déjanos — Le ordenó a Deah. La muchacha hizo una reverencia y salió de la habitación. Robb se acercó a su hermana y la rodeó con sus brazos, Sara podía jurar que en cualquier momento él también comenzaría a llorar, pero no lo hizo. — Bran estará bien — le prometió — es un niño fuerte, se recuperará.
—No lo entiendo — dijo sin dejar de sollozar — Bran... él... él nunca se cae. —Robb se quedó callado unos momentos.
—Mi madre se lo advirtió muchas veces...
—No — interrumpió mientras se separaba de Robb y él le secó las lágrimas que caían por sus mejillas. — él trepaba siempre, era como una ardilla, no pudo haberse caído.
—Tal vez las últimas nevadas hicieron que los muros estuviesen resbaladizos — Sara lo miró con incredulidad.
—No lo creo. ¡Él nunca se cae! — insistió enérgicamente, pero su hermano parecía no comprender. Bran trepaba los muros del castillo así hubiera viento, lluvia o nieve y aquello nunca lo había hecho caer
—Entonces, ¿Qué crees que haya pasado? — le preguntó. Sara se quedó callada y el chico observó el tinte rojizo que tenían los ojos de su hermana.
—No creo que se haya caído sólo... — hizo una pausa, suspiró y se tocó las sienes — no lo sé.
—Escucha Sara, todo estamos tan sorprendidos y preocupados como tú, pero créeme, nuestro hermano estará bien. —Su voz sonaba tranquila, pero conocía bien a Robb, sabía que no era así. Sara suspiró y él le acomodó unos mechones de cabello que se le habían pegado al rostro.
—Lo siento —dijo tocándose de nuevo la sien— creo que yo también me di un buen golpe. — Robb sonrió.
—Así fue, Jon me lo contó todo. Te desmayaste cuando...
