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Jeon despertó de sus sueños al oír la alarma, abrió los ojos lentamente hasta acostumbrarse a la luz del sol, la cual se colaba por la ventana. Estiró su cuerpo y notó a un pequeño rubio abrazado a él, sonrió por la tierna imagen de su novio con el cabello revuelto y los labios entreabiertos. Dió un beso en su frente y trato de no moverlo para despertarlo, aunque fue en vano ya que Jimin abrió sus ojos poco a poco.

—Buenos días Kookie —esbozo una sonrisa.

—Buenos días Mochi —sonrió—. Dormiste bien?.

—Claro, porque fue junto a ti —se levantó de la cama.

—Me alegra —vió la hora en el reloj, de la mesita de noche—. Ya es tarde, debo irme.

—Oh cierto. Mis padres seguirán durmiendo.

—Entonces salgo antes de que nos atrapen.

—Esta bien, nos vemos más tarde.

El pelinegro se acomodó la chaqueta y se dispuso a salir por el balcón, para nuevamente, bajar por el árbol antes de que los empleados lo notarán.

—Espera Jungkook, no puedes irte por ahí.

—Y por qué?.

—Las chicas de limpieza podrían verte, incluso el guardia —lo alejó del balcón—. Tendrás que salir por la entrada principal.

—Pero... Tus papás... Me verán.

—Pues eso es menos peligroso, así tendremos una mejor excusa que dar, en vez de explicar el porque sales por mi ventana.

—Si, tienes razón.

—Ven. Salgamos antes de que te descubran.

Ambos chicos salieron por la puerta de la habitación del rubio, quien vigiló para asegurarse de que no hubiera alguien. Llevó a su novio para comenzar a bajar las escaleras, las cuales estaban cerca de la puerta donde Jungkook saldría sin ser visto por alguien.

—Vendre por ti —susurró caminando a la entrada.

—Mejor te veré en el centro comercial —imitó su volumen de voz—, tal vez podamos ir a...

—Jimin? —escucharon una voz femenina tras ellos—. Jungkook?.

Los dos chicos giraron en dirección a los escalones, encontrándose con la señora Park.

—Ho-hola mamá.

—Buenos días hijo. Y Jungkook, no creí verte aquí tan temprano.

—Oh lo siento, buenos días señora —hizo una reverencia—, lo que pasa es que...

—Vino por un trabajo, necesita entregarlo y por accidente me lo traje yo.

El pelinegro miró a su novio, quien hablaba tranquilo a su madre. —Si así es. No pude esperar a que Jimin me lo llevara. Disculpe mi intromisión, no quise molestar.

—No te preocupes Jungkook, entiendo —sonrió y el pelinegro pudo relajarse—. Si gustas, puedes quedarte a desayunar.

—Oh no, gracias.

—Vamos Jungkook, acompáñanos a mí y a Jimin. Mi esposo está por bajar, tenemos que ir al trabajo.

—Pero... No quiero ser una molestia.

—Ninguna en absoluto, molestia sería si me reprocharas.

—Mamá, tiene que entregar su trabajo —dijo el rubio tratando de convencer a la mujer.

—Jimin, solo invito a tu amigo, no tardará. Qué dices Jungkook?.

—Eh... Esta bien.

—Increible, entonces voy a pedir un plato extra en la mesa. Vengan al comedor —caminó en dirección a la cocina, pero volteó hacia los chicos—. Vamos.

MI LINDO AMIGO KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora