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Si la mañana no fuera tan bella, no habría ningún problema, ya que los siete chicos que se encontraban en la orilla del mar, reemplazarían todo lo simple, en las más bella imagen. Siete amigos que contagiaban alegría, entre carcajadas y sonrisas dulces.

—Agh! Estoy mojado por completo —se quejo el pelirrojo.

—Yo también. Todo por culpa de esos dos —miró a los dos amigos llegando a donde estaban ellos.

—Oye! Por qué dices eso Tata.

—Te dije que no me llames así Hoseok.

—Lo siento, no puedo evitarlo.

—Y tú qué dices Jinjin? —preguntó el peliazul—, te puedo secar si quieres —se acercó con una toalla, con la intensión de abrazarlo.

—Oye no. Ni se te ocurra —amenazó—. Dame eso.

Jin le quitó la toalla y comenzó a secarse el cabello, Namjoon y Hobi los miraban divertidos. Les gustaba mucho hacerlos enojar, para ellos era un juego que necesitaban revivir cada vez que los veían.

—Listo chicos. Podemos ir a buscar otros lugares —sugirió el rubio llegando junto a ellos.

—Si, qué les parece ir a visitar la ciudad? —agregó el pelinegro.

—No parece mala idea.

—Estoy de cuerdo con Jinjin —el mencionado rodó los ojos ante lo dicho por Namjoon.

—Entonces vamos. Oye Suga! Vienes? —llamó a su primo que se encontraba lejos de ellos.

—Voy! —contestó yendo hacía ellos.

Ya con todos reunidos se fueron al centro de la ciudad. Veían cada cosa que les llamaba la atención, ya fuera por su color o tamaño.
Jimin y Jungkook recorrían el lugar, pero con la cámara en las manos, tomando grabaciones de sus amigos. Al rubio le gustaba hacerlo, pero de pronto algo llamo su atención, se dirigió al local donde tenían peluches distintos. A él le gustó un conejo blanco y con la pancita rosa. Lo miro con una gran sonrisa y se dispuso a comprarlo, pero hubo un problema.

—Qué te pasa Jimin? —le preguntó Jeon llegando a su lado.

—Umm creo que olvide mi billetera en el hotel —respondió desanimado.

—Por qué? Necesitas algo.

—Pues... —señalo apenado al conejo.

—Lo quieres?.

—Si, pero no traje mi dinero.

—Espera —bajo la cámara y comenzó a buscar en sus pantalones—. Oh oh. Creo que también olvide el mío.

—Oo está bien , no te preocupes Kook —sonrió y después penso—. Lo siento, creo que solo tus amigos te llaman así.

—No no, está bien. Ellos lo hacen solo para molestar, pero el que tú lo digas suena lindo.

—A entonces lo diré —se sonrojó un poco—. Ven vayamos con los demás.

—Espera. Y el peluche?.

—No lo comprare, los chicos ya se fueron muy lejos como para pedirles a ellos.

—Pero... Pero a ti te gustó.

—Si, volveré mañana por él.

—Y si alguien se lo lleva...

—No creo que eso pase —giró a ver al tierno conejo de felpa, cambiando su expresión a una resignada—. Bueno, no importa, ya comprare otro.

MI LINDO AMIGO KookminWhere stories live. Discover now