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El automóvil de Jungkook se estacionó en la entrada de su casa. O mejor dicho, la casa de sus padres. Ya que él no frecuentaba ese lugar y no quería seguir llamándolo su hogar. Bajo del auto intentando ir rápido al lado del copiloto para abrirle al rubio. Pero éste salió al mismo tiempo que él, así que el pelinegro suspiro resignado.

—Woow, linda casa —halago Jimin.

—Eso creo, gustos de mis padres.

—Pues que buenos gustos tienen. Además de que está en el centro de la ciudad.

—Si, fue por eso que me mudé lejos —dijo caminando a la puerta.

—Para estar lejos de ellos? —preguntó el rubio mirando a su amigo.

—Aham. Así evitó que me vigilen.

—Ya veo —suspiró, para cambiar de tema —. Espero que no se molesten por venir contigo.

—No te preocupes Jimin —le sonrió—, tú eres perfecto, les caerás bien. Y si no lo hacen es porque no son mis padres.

El rubio lo miró con una pequeña risa, negando con la cabeza, —no digas eso Jungkook.

—Pero es la verdad —toco el timbre—, yo sé apreciar lo bello. Y definitivamente tú lo eres —le sonrió dulcemente, pero después se dio cuenta de lo que dijo y abrió los ojos.

—Basta Kook —contestó un poco sonrojado—. No hace falta que halages para evitarme los nervios.

—No los tengas. Yo estoy aquí —y sin que se diera cuenta, entrelazó su mano con la de Jimin—. Solo es una visita.

El rubio miró los ojos marrones del pelinegro, olvidando que éste, tomó su mano sin darse cuenta. Se habrían quedado así por más tiempo, solo mirándose. De no ser por la puerta que fue abierta, eso a ambos los tomo por sorpresa, soltando se de su agarre y mirando al frente.

—Hola mamá —habló Jungkook sin ninguna emoción.

—Hola Kook —le contestó aquella mujer de cabello oscuro, alta y delgada. Dirigiendo su vista al rubio.

—Y bien? —de pronto se dio cuenta que su madre veía a Jimin con intriga—. No lo gastes con la mirada, el es Jimin.

—Buenas noches señora, soy Park Jimin amigo de Jungkook —saludó haciendo una pequeña reverencia.

—Oo claro, hola —se dirigió a su hijo—. No pensé que vendrías acompañado.

—Tenía planes con él, pero por tu llamada eso se arruinó.

Jimin le pego con su codo al pelinegro, haciendo que solo lo mirará con un gesto de "si es la verdad". La mujer asintió y los dejo pasar.

Cerrando la puerta, fue detrás de ellos quienes se dirigían a la sala, ahí pudo notar mejor al amigo de Jungkook. Le pareció muy lindo y amable, incluso se sorprendió de su físico. Y es que Jimin impresionaba a cualquiera, ya fuera a jóvenes o adultos. Era algo como su buena vibra o energía, además de su imagen.

—Tiene una bella casa señora Jeon —habló el rubio.

—Oo si, gracias —le respondió después de volver de sus pensamientos.

—Y donde está JungHo?.

—Está arriba con tu padre.

—Entonces ya se pueden ir, entre más rápido vuelvan mejor.

—Si está bien —la mujer llamó a su esposo mientras los chicos tomaban asiento—. Supongo que ambos querrán cuidar a tu hermano...

—Aunque no sea nuestra responsabilidad —no dejo que terminara, ganándose otro codazo del rubio.

MI LINDO AMIGO KookminWhere stories live. Discover now