Pensar en el tiempo, en todo este análisis

1.7K 123 41
                                    


-No tenía ni idea-. Camila dijo las palabras casi con reverencia.

Su suave voz fue suficiente para sacarme de mis recuerdos del pasado. Cuando abrí los ojos y levanté la vista, Camila tenía la mirada fija. No podía saber lo que estaba pensando, pero reconocía esa expresión. Vi esa misma expresión en su cara cuando se había enfrentado a Ares en mi nombre. Recuerdo que en aquel momento me sorprendió que una joven cuya vida había sido como un viaje prolongado por el Tártaro no pudiera reunir ira por la injusticia de su propia vida, pero que estuviera dispuesta a enfrentarse a un Dios por la mía.

-¿Camila?- Finalmente pregunté.

Su mandíbula se tensó, pero no recibí ninguna reacción por su parte de que me hubiera oído hablar.

-¿Camila? ¿Estás bien? - Me senté y sus ojos finalmente se centraron en mí.

-¿Cómo pudo?-

- ¿Quién?-

-¿Quién? ¡Julio César! Lauren, lo que hizo... ¿Por qué sonríes así?- Se detuvo abruptamente para preguntar.

No había querido parecer divertida. En realidad, no era tanto diversión como felicidad. Incluso con todas las emociones de traición y dolor físico que aún me rodeaban por la historia que le había contado a Camila, sentí una extraña sensación de placer. Mi corazón estaba a punto de estallar y me sentía como imaginaba que lo haría una colegiala, enamorándose por primera vez. Supongo que era inapropiado, ya que habíamos hablado en serio hacía unos momentos. Camila estaba sentada, erguida y rígida, llena de toda la justa indignación que su corazón podía reunir. Sus ojos escupían fuego marron y sus mejillas estaban sonrojadas. Todo lo que podía pensar era... todo por mí. Ella sentía todo esto por un mal que alguien me había hecho. ¡Dulce Atenea! ¿Había una compañera más amorosa en todo el mundo conocido? ¿Y podría haber un ejemplo más perfecto de redención para un alma ennegrecida que tener a Camila en mi vida?

-¿Y bien? ¿De qué te ríes?- Me miró fijamente hasta que estallé en esa risa.

-Pequeña, lo siento. No quiero ridiculizarte en absoluto. Es sólo que...-

-¿Qué?-, preguntó ella, pareciendo un poco insultada.

-Camila, quiero que sepas lo honrada y amada que me siento por tu ira-. La atraje entre mis brazos y la apreté con fuerza. Sentí que se relajaba ligeramente y me miró con una expresión bastante confusa.

-Es que... bueno, aunque tu ira no está ciertamente fuera de lugar, sí... César era un malvado bastardo. Piénsalo un momento... estás destripando mentalmente a un hombre que ya lleva muerto más de diez temporadas-.

Hubo unos momentos de silencio y, al principio, pensé que tal vez Camila estaba enfadada conmigo. Tal vez simplemente debería haber sido amable con su gesto. Mi miedo aumentó hasta que ella se apartó un poco de mí. Cuando levantó la vista hacia mí, di un enorme suspiro de alivio. El rostro de Camila tenía esa expresión inocente y avergonzada que me resulta tan entrañable.

-Oh-, respondió finalmente. -Lo sabía, por supuesto-. Finalmente, se rió en voz alta conmigo. -Supongo que pierdo la cabeza cuando pienso que alguien te ha hecho daño. No parecía importar que hubiera ocurrido hace años-.

Levanté una ceja y puse una expresión de ofensa. -Bueno, yo no diría que hace años-.

Nos reímos y nos acurrucamos juntos bajo las mantas. Apreté mi pecho contra su espalda y rodeé su pequeño cuerpo con mis brazos.

-Cada vez que me cuentas una historia de tu pasado, me doy cuenta de que las circunstancias afectaron a tu vida para convertirte en la persona que eres, igual que hicieron conmigo-, dijo Camila. -Me parece extraño que una mujer tan poderosa como tú y una esclava tengan tanto en común-.

La Conquistadora (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora